Alfredo Coto, un tipo jodido

Primero, un poco de historia: En el comienzo, don Alfredo tenía una carnicería. Luego, una cadena de carnicerías; más tarde, una cadena de supermercados, hasta llegar a los hipermercados desde hace unos años…

Cuando el ex presidente Carlos Saúl Menem «anticipaba» saqueos a los supermercados, cosa que «de manera increíble» sucedió, en una oportunidad en que parecía que le tocaba a un supermercado Coto, el mismo Alfredo Coto instó a sus empleados a armarse con cuchillos del área de menaje para defender el local a como diera lugar (!).

Por supuesto no se prestaron a eso, pero de todas maneras, no lo saquearon.

Hasta donde sé, por comentarios de gente que ha trabajado en los supermercados, don Coto, no se caracteriza por el excelente trato ni el buen pago a sus empleados.

Circulan historias de cómo hizo Alfredo Coto para llegar hasta donde llegó. No voy a hacerme eco de ellas. Si tengo alguna duda sobre la legalidad de los métodos empleados, me reservo el derecho de no hacerla pública.

Hoy pasé por uno de los supermercados Coto que está cerca de casa y pude ver algo que me indignó:

Oferta anti-boicot

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Para los que no lo saben, en Argentina los consumidores -creo que por primera vez- están haciendo boicot a los productos de todos los días que han aumentado injustificadamente.

Hace unos días, el tomate, que había aumentado un 500%, gracias al boicot realizado por la gente, bajó drásticamente hasta valer apenas un 50% o 100% que antes del aumento (los que crean encontrar algún tipo de ironía de mi parte, debo aclararles que sí lo digo irónicamente).

El 2 de septiembre puse un post en el que señalaba la honestidad de Wal Mart en cuestión de precios. Justamente mostraba el precio de zapallo anco que en ese momento rondaba los $3,50.

Hoy, en momentos en que nos encontramos haciéndole boicot a la papa y al zapallo anco, Coto lo pone a $8,99 y al lado, un cartel que limita su venta, como si fuese un precio de requeterrecontra oferta.

Es un insulto. Sentí que se estaba mofando de la gente y que se cagaba en todos nosotros.

Además, cada uno de esos zapallos debía pesar como mínimo, 4 kg. cada uno.

En qué va a quedar todo ésto, no lo sé. Pero intuyo que quedará a más de $4,= luego de que «baje».

En Clarín la noticia de este boicot indica que la gente, como puede dejar de comprar papa, las está comprando por unidad.

La papa era un alimento para pobres, con los que se podía estirar una comida.

¡Cuánta bronca que tengo!

La historia oficial de Alfredo Coto, aquí.

No entiendo…

Sé perfectamente que los políticos en todo el mundo identifican a la política como «el arte de lo posible» para justificar que en política «todo vale».

Pero leyendo la noticia salida en Página 12 que habla de Guantánamo, me perdí.

Extraje unos párrafos para que me vayan entendiendo:

«Por dos votos contra uno, el tribunal decidió que la Justicia norteamericana no tiene jurisdicción sobre los presos internados en Guantánamo porque éstos son ciudadanos extranjeros que actualmente se encuentran en un territorio que no es de soberanía de Estados Unidos y por tanto no cuentan con la protección de la Constitución norteamericana.»
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Está todo bien… pero… ¿y el libro?

Ayer fui con mi hijo Martín a comprar el libro Nº4 de Harry Potter. Harry Potter y el cáliz de fuego.

Fuimos al shopping Alto Avellaneda. En la librería Yenny estaba agotado, por lo que decidimos ir a Musimundo a ver si ahí sí estaba.

Encontramos el Nº1, el 2, el 3, el 5… pero no el que estábamos buscando.

Quizás estuviera en depósito, qué mejor que preguntarle a algún empleado, ¿no?

Había un muchacho con anteojos (gafas), pelo largo y cola (coleta) que estaba reponiendo DVDs en los estantes y decidí preguntarle.

Luego de palmearme el brazo, se dirigió al estante a ver si allí estaba. Como – por supuesto – no lo encontró, me dió unas palmadas en el hombro y me dijo que iría a ver en el sistema. Dió media vuelta y cuando estaba dirigiéndose hacia la computadora, se dio cuenta de que a Martín no lo había palmeado; se dio vuelta y también a él le dio unas palmaditas en el brazo.

¡Qué buena onda!, era sumamente amable, hablaba como hablaban los hippies en los sesentas, «todo estaba bien».
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Cambiar oro por espejitos y cuentas de colores

Los conquistadores llegaron a estas tierras no con la altruista idea de compartir su conocimiento con los que las habitaban, sino con la intención de dominarlos, imponerles no sólo su voluntad, sino sus ideas, las cuales iban en un único sentido.

Fue así como se les impuso una religión ajena por completo a sus tradiciones, una sociedad de explotación a favor de los nuevos amos y una economía de pauperización.

Cuando vieron que los indígenas tenían oro y plata, decidieron cambiárselos por cosas que éstos no tenían: espejitos y cuentas de colores – por ejemplo -.

Como ése tan favorable – para los conquistadores – intercambio pudo prosperar, todos los conquistadores futuros y en todas las latitudes los emplearon.

El día 26/10/2004, en la Argentina, la ¿justicia? lo convalidó. Sigue leyendo