Tal como preveía, el decir la verdad, puede acarrearte problemas.
Teresita ya no forma parte de los elencos de las obras que el grupo Alma de Avellaneda está poniendo en escena.
Viniendo de los políticos, las decisiones que toman quienes están por debajo, probablemente sean tomadas en base a «sugerencias».
La directora del grupo, Mónica Magrini, quien tuvo que dar la cara cuando el secretario de cultura de Avellaneda, Hugo Caruso irrumpió en el teatro Roma e interrumpió una función, consiguiendo que los expectadores huyeran despavoridos, le «sugirió» a mi esposa que pidiera perdón «por lo que había dicho».
Sus ¿compañeros? estuvieron en contra de que alguien dijera algo en contra del secretario de (in)cultura, (falta de)educación y promoción de las (malas)artes de Avellaneda Hugo Caruso. «No querían quedar pegados».
Por supuesto, que el haber hecho «enojar» al director del teatro Roma, fue también algo imperdonable.
Muchos de ellos, tienen miedo (quizás debiera decir pánico) de no poder trabajar más por culpa de que alguien haya hecho la crónica de los acontecimientos.
Dejaron que floten en el aire veladas y supuestas amenazas de pérdida de trabajo, de estudio, o de lo que sea.
Fíjense qué fácil es para los políticos hacer lo que quieren. Les alcanza con mostrarse enojados para hacer que todos «corran por sus vidas».
Huyen individualmente, pero sacrifican colectivamente a una víctima para no perder su «status».
En los meses que llevó el espectáculo, con ensayos diarios y una semana de representaciones, apenas si obtuvieron una ganancia que les permitió pagar la comida entre las funciones matutinas y las de la tarde.
Tiemblan de miedo por perder unas migajas.
Pero no dudan en perder los valores morales mínimos.
Mónica Magrini ya se encargó de hacer correr la voz entre todas las autoridades y profesorado de la escuela de teatro de Avellaneda.
Señora, éso es demostrar qué clase de persona es. Cuáles son los valores que defiende. Es pintar el retrato de quien desciende hasta lo más bajo y abyecto para demostrar su servilismo.
Jamás emití juicios de valores con respecto al grupo que usted dirije, ni siquiera en mi casa. Hasta ahora.
En estos momentos me siento aliviado de la responsabilidad de no afectar el trabajo o la relación de Teresita en y con el grupo.
Usted es el arquetipo del argentino «que tiene los gobernantes que merece».
Quiero en este post tomar distancia de usted y sus dirigidos.
Y a ustedes: Arturo Marrone y Hugo Caruso, felicitarlos porque el adoctrinamiento recibido, han sabido aprovecharlo…
No me da vergüenza ser argentino, me dan mucha vergüenza y hasta asco algunos de ellos. Lástima que son los más visibles, los que son «los que nos representan» ante el resto del mundo.
Tengo el estómago revuelto, como en el 2001, 1976… y es una sensación que va a tardar bastante en irse.