Sinceramente…

Acabo de escuchar hablar a algunos de mis compañeros de oficina sobre si pagar o no las facturas de gas, de qué había dicho el día anterior el gobierno, que del tope del 400% de aumento independientemente del consumo de igual bimestre del año anterior…

Que no había que pagar, que las facturas eran muy altas, que había que esperar la nueva facturación, porque el tarifazo era demasiado…

No quise entrometerme para no hacerlos sentir mal, pero había quedado muy claro en esta oficina que no había habido aumento de precios –léase inflación– sino que era un lógico sinceramiento, porque todo era demasiado barato y que en realidad se podía pagar por lo mismo un poco más.

¿Debía avisarles que estaban siendo víctimas de un lavado de cerebro?

¿Acaso no sería mi deber avisarles que pensaran un poquito lo que decían, que estaban equivocados?

¿No tendría que hacer que pusieran los pies sobre la tierra y que simplemente vieran la realidad, que no se justificaba que las cosas tuvieran los precios que tenían con el gobierno anterior?

¿No entendieron lo que dijeron González Fraga, la vicepresidenta Gabriela Michetti y la gobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal cuando explicaron que era todo una ilusión, que no es lógico que el laburante pueda tener plata para gastar en vicios y lujos?

Creo haber solucionado el problema, si bien con un poco de cobardía de mi parte, escribiendo esto en mi sitio personal, porque en una de esas, alguno de ellos lo lee y piensa un poquito más a la hora de hablar por hablar, repitiendo lo que le dicen sin siquiera dudarlo y buscando los datos que en internet están a la mano de cualquiera.

O simplemente mirando la realidad.

Está ahí nomás, en otra provincia, otra ciudad, otra calle, otra casa o en la propia, ya que todos estamos sumergidos en esta realidad.

Sólo es cuestión de cuestionarse si lo que nos dicen es cierto.

No sea cosa que nos tomen por boludos… y terminen cagándonos.

Estos son los recortes de pantalla de los medios de donde saqué los datos:

Mentirle a los argentinos

Mentirle a los argentinos

Mentirle a los argentinos

Mentirle a los argentinos

Mentirle a los argentinos

Mentirle a los argentinos

Discépolo siempre está vigente

Hace apenas un par de días tuve una discusión sobre política con un amigo.

No hubo argumentos ni datos que le hicieran ver otra realidad que la que él veía «con sus propios ojos».

No era una cuestión de ver el vaso medio vacío o medio lleno.

El argumento me sonaba a «pero el vaso no está lleno hasta el borde».

Cuando le aportaba datos, los negaba, dudando de las fuentes.

Al llegar a este punto, decidí que era mejor dejar que hiciera su catarsis sin hacer ningún otro comentario.

Luego de un tiempo en el que evidentemente seguí dándole vueltas al asunto, llegué a una conclusión:

Él, como muchos otros, no es que ve las cosas mal. Tampoco es que no pueda ver las cosas bien, sino que las siente (de sentimiento, no de sentidos) muy mal.

Además, él y muchos otros, no tienen ningún interés en ver.

Tengo la sensación de que tienen terror a enfrentarse con ciertos datos irrefutables que les hagan ver que estaban -por lo menos en algunos puntos- equivocados. Se refugian en un búnker a prueba de datos y niegan sistemáticamente que provienen de lugares absolutamente independientes.

Como ejemplo cito que la fuente era un organismo de las Naciones Unidas, y la respuesta fue que esos organismos publicaban lo que el gobierno quería, no los datos verdaderos.

Otro argumento es «yo ando por la calle y veo la realidad».

Para los que «andan» -transitan- por la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, deberían saber que según el Instituto Geográfico Nacional tiene 200 km². Si no le quieren creer al IGN, en la Wikipedia dice que son 202 km².

Si lo hacen por todo el país, sólo en la parte continental son 2.791.810 km². Si nuevamente dudan del organismo oficial, en la Wikipedia dice 2.780.400 km².

Sigue siendo mucho para recorrer y poder ver las realidades con sus propios ojos.

No quiero embarcarme en discusiones fútiles. Sé que si alguno de los que ven todo mal empezó a leer este post, seguramante no ha llegado hasta este punto.

De todas maneras, quiero poner algo que Enrique Santos Discépolo decía por los ´50s refiriéndose a los que en ese entonces veían «todo mal».

«Resulta que antes no te importaba nada y ahora te importa todo. Sobre todo lo chiquito. Pasaste de náufrago a financista sin bajarte del bote. Vos, sí, vos, que ya estabas acostumbrado a saber que tu patria era la factoría de alguien y te encontraste con que te hacían el regalo de una patria nueva, y entonces, en vez de dar las gracias por el sobretodo de vicuña, dijiste que había una pelusa en la manga y que vos no lo querías derecho sino cruzado.

¡Pero con el sobretodo te quedaste! Entonces, ¿qué me vas a contar a mí? ¿A quién le llevás la contra? Antes no te importaba nada y ahora te importa todo. Y protestás. ¿Y por qué protestás? ¡Ah, no hay té de Ceilán!
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Breve video sobre la inseguridad

No existen países sin policías.

No existen países sin cárceles.

No existen países sin delincuentes.

Desde hace un tiempo (desde que se promulgó la ley de medios),los medios insisten en mostrar la sensación de inseguridad reinante en el país.

Argentina está en el tercer lugar en América, luego de Uruguay y Chile, en cuanto a seguridad.

Independientemente de los datos reales, los medios de comunicación establecen la realidad en base a la «sensación».

A nadie le importa que los delitos en la última década hayan bajado a la tercera parte.

La «sensación de inseguridad» nos hace temer salir a la calle desde que «se ha puesto de moda» mostrar cuánto miedo tiene (yo diría: debería tener) la gente.

Hay delitos.

Pero también hay paranoia.

El canal 7, estatal, mostró hace no mucho cómo algunos medios manejaban la cosa.

He visto al periodista (¿?) Guillermo Lobo de TN hablar con el director de un hospital situado -según palabras del mismo Lobo- en una zona de guerra.

Cuando el director le aclaró que la zona no era especialmente peligrosa, el periodista hizo oídos sordos, siguió apuntando al tema de los heridos que se debían atender en el hospital y cuando el director le aclaró que estaban atendiendo tres veces menos casos que en la última década, Lobo se hizo el sordo ( o Lobo ludo) y cortó la entrevista telefónica rematando la nota hablando de la zona de guerra y la inseguridad de la zona.

La gente de la Universidad del Cine hizo un corto referido al tema de la inseguridad y lo que le pasa a la mayoría de los argentinos.

Vale la pena verlo y pensarlo. Tiene subtítulos en inglés.

Legalmente ilegal

Estados Unidos es, en miles de películas, el adalid de la libertad y de la defensa de los derechos humanos. Son los salvadores de la humanidad. Siempre tan desinteresados en su lucha mundial contra los opresores, invasores y de todos aquellos que no respetan a los seres humanos.

En la realidad, en más de una ocasión utilizaron guerras para levantar su economía.

En los últimos tiempos, a pesar de ser imposible de ocultar cuáles eran los verdaderos motivos para interferir en las economías de diferentes países y/o invadirlos, se han propuesto tomar el control de la mayor cantidad de naciones en el mundo. Siempre que no interfiera con los intereses de Rusia, que no creo que vaya a dejarlos.

La imagen de país desinteresado que defiende a quienes no pueden hacerlo, si bien hace mucho que no es habitual en el cine yanqui, termina de desaparecer con el último acto protagonizado por la ¿justicia? norteamericana.

El tiro de gracia que definitivamente eliminó la confianza que alguien pudiera tener en la ecuanimidad de los norteamericanos, es la aprobación por parte del Departamento de Justicia de los Estados Unidos de la tortura para los detenidos/prisioneros a los que se los «rotule» de posibles extremistas en los interrogatorios.

Si antes los detenidos por presuntos actos o futuros actos terroristas (¿recuerdan Guantánamo?) no existían para la ¿justicia? yanqui, ahora que sí los reconocen, les dan el estatus de «torturables».

Bajo la norma: «el fin justifica los medios», Estados Unidos pasa a ser legalmente igual a la Alemania de Hitler, donde cualquiera podía ser espiado, detenido, torturado e incluso ejecutado basados en un informe de los servicios de espionaje.

Parece mentira que a tan pocos años del intento nazi de dominar al mundo, no se haya disparado la alarma. Las diferencias entre los Estados Unidos de Bush y la Alemania de Hitler son apenas de forma, no de fondo.

La noticia en el New York Times.

¿Tengo que enfundar la mandolina?

Haciendo zapping, al pasar por el canal Volver, me encuentro con que estaban pasando videos de Carlos Gardel (¿era necesario hacer un link a la wikipedia?).

Siempre me gustó escucharlo. Cuando en la radio o la tele sonaba uno de sus temas, siempre me quedaba escuchando extasiado.

De pronto, aparece un cartel indicando que el tema siguiente era «Enfudá la mandolina».

Me causó gracia el título, y le presté atención.

Me sorprendió la letra, porque era en realidad un consejo para un jovato de 50. ¡Yo tengo cincuenta!

Carlitos: Podrás ser mi ídolo, pero ni loco te hago caso. Yo no estoy así.

Les dejo el video y la letra.

Enfundá la mandolina
Tango
1930
Música: Francisco Pracánico
Letra: José Zubiría Mansilla

Sosegate que ya es tiempo de archivar tus ilusiones,
dedicate a balconearla que pa’ vos ya se acabó
y es muy triste eso de verte esperando a la fulana
con la pinta de un mateo desalquilado y tristón.
No hay que hacerle, ya estás viejo, se acabaron los programas
y hacés gracia con tus locos berretines de gavión.
Ni te miran las muchachas y si alguna a vos te habla [te da labia]
es pa’ pedirte un consejo de baqueano en el amor.

Qué querés, Cipriano,
ya no das más jugo.
Son [tus] cincuenta abriles
que encima llevás.
Junto con el pelo
que fugó del mate
se te fue la pinta
que no vuelve más.

Dejá las pebetas
para los muchachos,
esos platos fuertes
no son para vos.
Piantá del sereno,
andate a la cama
que después, mañana,
andás con la tos.
Enfundá la mandolina, ya no estás pa’serenatas,
te aconseja la minusa [chirusa] que tenés en el bulín,
dibujándote [dibujándose] en la boca la atrevida cruz pagana
con la punta perfumada de su lápiz de carmín…
Han caído tus acciones en la [s] rueda [s] de grisetas
y al compás del almanaque se deshoja tu ilusión,
y ya todo te convida pa’ganar cuartel de invierno
junto al tuego del [e´tus] recuerdo [s] a la sombra de un rincón.

La letra salió de todotango. Las correcciones […] son mías.