No, pero sí

A veces nos encontramos con situaciones paradojales.

Cuando Napoleón Bonaparte (a él se atribuye la frase) le dijo a su criado: «vísteme despacio que estoy apurado», creaba una paradoja que se volvió famosa. Simplemente la frase hace referencia a que al no apurarse, existen menos posibilidades de equivocarse, y por lo tanto, más oportunidades de hacer el trabajo más rápido.

Circulan PPSs y cadenas de mails en los que se hace referencia a frases maternas contradictorias como: «te dije un millón de veces que no exageres» o la que dice «cerrá la boca y decime qué fue lo que realmente pasó».

Imagínense ustedes que tienen un edificio con valor histórico que está siendo utilizado como banco.

Conociendo a los argentinos (ignoro qué pasa en otros países), queremos conservarlo en el mejor estado posible, evitando que peguen afiches publicitarios, que hagan pintadas callejeras (graffittis) o pintadas políticas apoyando a candidatos para toda clase de cargos.

¡Qué problema!

¿Ponemos custodia policial las 24 hs del día los 365 días del año?

Lo mejor es avisar y esperar que la buena voluntad de los usaparedes respete el pedido.

Piensen cómo lo harían con el Banco de la Provincia de Buenos Aires, sucursal Avellaneda.

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Quizás hayan llegado a la misma solución que los responsables de cuidarlo.
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La historia que no fue

Tuve oportunidad de escuchar y disfrutar a Eduardo Galeano, a quien he citado en mi página en más de una oportunidad, en el Canal Encuentro.

Hábil como pocos para encontrar en frases sencillas las explicaciones más sesudas a situaciones complejísimas, me cautivó durante todo el tiempo en que su micro: La vida según Galeano fue puesto al aire.

Quiero rescatar una pequeña parte de su charla titulada «Los primeros Americanos», que tuve la oportunidad de ver en más de una ocasión.

…»En Cuba, según Cristóbal Colón, había sirenas con cara de hombre y plumas de gallo.

En la Guayana, según sir Walter Raleigh, los nativos tenían los ojos en los hombros y la boca en el pecho.

En Venezuela, según el fraile Pedro Simón, había indios de orejas tan, pero tan grandes que las arrastraban por los suelos al caminar.

En el río Amazonas, según Cristóbal de Acuña, los nativos tenían los pies al revés. Los talones adelante y los dedos atrás.

Según Pedro Martín de Anglería, que escribió la primera historia de América, pero por supuesto nunca estuvo allí… Los nativos americanos tenían rabos, y rabos tan pero tan largos que para sentarse necesitaban asientos con agujeros.

Así nos vieron. Y así vieron a América los Europeos del Renacimiento.

Hoy voy a contarles, a mi modo y manera, algunas historias que quisieran verlos,… a los antiguos americanos, a los primeros de todos, cómo fueron y cómo son.

La Historia que puedo ser:

Cristóbal Colón no consiguió descubrir América porque no tenía visa y ni siquiera tenía pasaporte.

A Pedro Álvarez de Cabral no lo dejaron desembarcar en Brasil, porque podía contagiar la viruela, el sarampión, la gripe y otras pestes desconocidas en el país.

Hernán Cortés y Francisco Pizarro se quedaron con las ganas de conquistar México y Perú, porque carecían de permiso de trabajo.

Pedro de Alvarado, rebotó en Guatemala y Pedro de Valdivia, en Chile, porque ninguno de los dos tenía el certificado policial de buena conducta.

Y los peregrinos del Mayflower fueron devueltos a la mar, porque en las costas de Massachussets no había cuotas abiertas de inmigración.»…

Quizás este texto nos ponga una sonrisa en los labios, pero baste recordar qué está pasando en Europa, donde la xenofobia alimentada desde los propios gobiernos está generando una actitud que no se condice con la que tenían en la época en que emigraron (huyeron) desde sus países para forjarse un futuro en América.

La memoria es corta.

Ciertos intereses utilizan ésto para sus propios fines. Vaya uno a saber cuáles…

Esto que cuenta Galeano, podría equipararse al reclamo del Cacique Guaicaipuro Cuatemoc.

Como toda fantasía, hubiera sido linda de ser cierta.

¡Qué pancarta!

Dándome una vuelta por Menéame hacían referencia a un cartel:

I am a muslim - Soy Musulman
Click en la foto abre en página nueva.

Ésta es la traducción que hice:

«Yo soy un Musulmán»
Matame y llamalo
«Daño Colateral»
Encarcelame y llamalo
«Medidas de Seguridad»
Exiliá a mi gente en masa y llamalo
«Nuevo Medio Oriente»
Robá mis recursos, invadí mi tierra,
Alterá mi liderazgo (gobierno) y llamalo
«Democracia»

¡Que pocas palabras se necesitan para describir acabadamente una situación complicada»

La foto la saqué de aquí.

Está todo bien… pero… ¿y el libro?

Ayer fui con mi hijo Martín a comprar el libro Nº4 de Harry Potter. Harry Potter y el cáliz de fuego.

Fuimos al shopping Alto Avellaneda. En la librería Yenny estaba agotado, por lo que decidimos ir a Musimundo a ver si ahí sí estaba.

Encontramos el Nº1, el 2, el 3, el 5… pero no el que estábamos buscando.

Quizás estuviera en depósito, qué mejor que preguntarle a algún empleado, ¿no?

Había un muchacho con anteojos (gafas), pelo largo y cola (coleta) que estaba reponiendo DVDs en los estantes y decidí preguntarle.

Luego de palmearme el brazo, se dirigió al estante a ver si allí estaba. Como – por supuesto – no lo encontró, me dió unas palmadas en el hombro y me dijo que iría a ver en el sistema. Dió media vuelta y cuando estaba dirigiéndose hacia la computadora, se dio cuenta de que a Martín no lo había palmeado; se dio vuelta y también a él le dio unas palmaditas en el brazo.

¡Qué buena onda!, era sumamente amable, hablaba como hablaban los hippies en los sesentas, «todo estaba bien».
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La idoneidad de un candidato

Yo puedo hablar de la Argentina por el derecho que me da el haber nacido y vivir aquí.

Ese mismo derecho lo tienen quienes han nacido aquí, y por los motivos que sean, estén viviendo en otro país.

Habría que hacerlo extensivo a quienes habiendo nacido lejos, viven por las razones que sean, en este país.

Por último, también tienen derecho a opinar quienes desde afuera – y bajo la óptica que les dan las costumbres y culturas de todos y cada uno de los países del globo – miran hacia la Argentina. Sigue leyendo