Edificios destruidos

En el afán por buscar fotos impactantes que reflejen el espíritu humano de destrucción, he recorrido muchos lugares por todo el planeta, encontrando dondequiera que fuese señales de esa tendencia a hacer trizas lo que otros han construido.

Fue en Europa del Este que hice estas fotos.

¿El lugar?

Ni lo recuerdo bien ni me interesa.

¿La fecha?

Otro dato que no viene al caso.

Simplemente su vista me sirve como ejemplo de lo que el hombre puede hacer.

Estos edificios a punto de desmoronarse me hicieron sentir insignificante, no sólo por estar a muy poca distancia de su colosal volumen, sino por la sensación de miedo constante de que comenzara a caer mientras los recorría.

Seguramente no quedan registros de quiénes habitaron en su interior; ni siquiera había rastros de animales o alimañas que hayan buscado refugio.

Es ahora, mientras estoy escribiendo esto, que me doy cuenta de que debí haber corrido un gran peligro al aventurarme entre los escombros, porque los animales saben o presienten el peligro inminente y se alejan; los hombres desoimos esos mensajes y cometemos locuras como la que yo cometí al recorrer edificios a punto de caer.

Les muestro y comento las fotos:

Tuve que acercarme para cerciorarme que lo que a la distancia parecía un rostro, no lo era.

Tal vez el alma de la última persona que pisó el edificio antes de su destrucción quedó atrapada en las ruinas y aún no se ha ido.

Sea lo que sea, insisto en que en ese pedazo de muro hay un rostro que grita.

Click en la foto la amplía.

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La historia que no fue

Tuve oportunidad de escuchar y disfrutar a Eduardo Galeano, a quien he citado en mi página en más de una oportunidad, en el Canal Encuentro.

Hábil como pocos para encontrar en frases sencillas las explicaciones más sesudas a situaciones complejísimas, me cautivó durante todo el tiempo en que su micro: La vida según Galeano fue puesto al aire.

Quiero rescatar una pequeña parte de su charla titulada «Los primeros Americanos», que tuve la oportunidad de ver en más de una ocasión.

…»En Cuba, según Cristóbal Colón, había sirenas con cara de hombre y plumas de gallo.

En la Guayana, según sir Walter Raleigh, los nativos tenían los ojos en los hombros y la boca en el pecho.

En Venezuela, según el fraile Pedro Simón, había indios de orejas tan, pero tan grandes que las arrastraban por los suelos al caminar.

En el río Amazonas, según Cristóbal de Acuña, los nativos tenían los pies al revés. Los talones adelante y los dedos atrás.

Según Pedro Martín de Anglería, que escribió la primera historia de América, pero por supuesto nunca estuvo allí… Los nativos americanos tenían rabos, y rabos tan pero tan largos que para sentarse necesitaban asientos con agujeros.

Así nos vieron. Y así vieron a América los Europeos del Renacimiento.

Hoy voy a contarles, a mi modo y manera, algunas historias que quisieran verlos,… a los antiguos americanos, a los primeros de todos, cómo fueron y cómo son.

La Historia que puedo ser:

Cristóbal Colón no consiguió descubrir América porque no tenía visa y ni siquiera tenía pasaporte.

A Pedro Álvarez de Cabral no lo dejaron desembarcar en Brasil, porque podía contagiar la viruela, el sarampión, la gripe y otras pestes desconocidas en el país.

Hernán Cortés y Francisco Pizarro se quedaron con las ganas de conquistar México y Perú, porque carecían de permiso de trabajo.

Pedro de Alvarado, rebotó en Guatemala y Pedro de Valdivia, en Chile, porque ninguno de los dos tenía el certificado policial de buena conducta.

Y los peregrinos del Mayflower fueron devueltos a la mar, porque en las costas de Massachussets no había cuotas abiertas de inmigración.»…

Quizás este texto nos ponga una sonrisa en los labios, pero baste recordar qué está pasando en Europa, donde la xenofobia alimentada desde los propios gobiernos está generando una actitud que no se condice con la que tenían en la época en que emigraron (huyeron) desde sus países para forjarse un futuro en América.

La memoria es corta.

Ciertos intereses utilizan ésto para sus propios fines. Vaya uno a saber cuáles…

Esto que cuenta Galeano, podría equipararse al reclamo del Cacique Guaicaipuro Cuatemoc.

Como toda fantasía, hubiera sido linda de ser cierta.

Bosta de burro = bosta de elefante

Para aclarar un poco: demócratas = republicanos

En Estados Unidos, la imagen de un burro y de un elefante, son emblemas de partidos políticos: demócrata y republicano.

Cuando en octubre de 2004 puse un post dudando de que la política yanqui fuera a cambiar si George W. Bush perdía las elecciones frente a John Forbes Kerry, no estaba para nada equivocado.

En Estados Unidos, la libertad es pura fantasía jolivudense. No existe, de la misma manera que no existe un Terminator bueno.

Es un régimen fascista tanto para los suyos como para los de afuera.

No hay libertad de expresión. Con el Acta Patriótica se encargaron de hacerla desaparecer.

El candidato ¿opositor? a Bush en las elecciones pasadas, dio una conferencia en la Universidad de Florida, y cuando uno de los estudiantes -que no eran muchos- comenzó a criticarlo, seguramente porque Kerry no tendría una respuesta aceptable, la Gest… perdón, la policía procedió a re-tirarlo.

Terminó esposado y detenido por exigir respuestas a las incongruentes palabras del ex candidato que eran desmentidas por sus actos.

Alguien menciona que la policía tendría un taser, que es un aparato electrocutador portátil, una picana yanqui, y sobre el final del primer video, se escucha el sonido del aparatito tres veces consecutivas y luego de unos segundos, una vez más.

No sé cuánto más durarán estos videos en la web; apúrense a verlos.