¡Qué huevada!

Gary LeMaster tiene un hobby, o tal vez debiera decir una profesión sumamente extraña:

Se dedica a tallar huevos.

La primera impresión que se tiene cuando se escucha algo así, es que es evidente que no tiene mucho que hacer. En Argentina a estar sin hacer nada, le decimos justamente «hacer huevo».

¿Para qué querría alguien un huevo tallado? ¿Quién querría un adorno de esa clase?

Pero como la curiosidad pudo más, simplemente me puse a ver qué era lo que hacía.

Quedé impactado.

Nunca se me cruzó por la cabeza que se podía hacer tallas de ese tipo en algo tan delgado como una cáscara de huevo.

Los invito a compartir lo que descubrí.

Utiliza distintos tipos de huevo. De avestruz, ñandú, emú, ganso.

Un huevo tallado de avestruz.

Para ver más fotos de tallado en huevos de avestruz, hacer click aquí.

Un huevo tallado de ñandú.

Para ver más fotos de tallado en huevos de ñandú, hacer click aquí.

Un huevo tallado de emú.


FOTO EMU.

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Un huevo tallado de ganso.

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Pueden visitar el sitio de Gary LeMaster aquí.

¡Qué impresión!

No voy a ser original; tampoco pretendo serlo.

No será ésta, seguramente, la primera vez que ven un post de alguien que muestra por qué búsquedas extrañas llegan a su sitio.

Tengo ahí algunas perlitas guardadas para alguna oportunidad, si es que se presenta.

Esta búsqueda en un principio me extrañó, pero después la segunda impresión fue muy fuerte.

¿Qué estaría tratando de encontrar?

Sexo Licuadora - Original

Si hacen click en la foto, van a ver claramente de qué estoy hablando.

A mí me impresionó. 🙁

Chicas peleando

Tengo una escuela primaria a la vuelta de casa; es pequeña y a ella concurren chicos que en su gran mayoría son humildes, de barrios humildes, y se nota por la ropa que usan, por las palabras que emplean y por la «tonadita» y las frases que repiten hasta el cansancio.

Mi hijo Martín va a otra escuela – VER POST -, que queda a unas 10 cuadras (manzanas) de casa. Todas las tardes lo voy a esperar a la parada del colectivo (ómnibus) y me encuentro con los chicos que salen del cole.

Pero lo que vi ayer, me impactó, me dejó impresionado.

Si bien estoy acostumbrado a que algunos chicos se persigan, se empujen o amaguen con una peleíta, o que a veces haya algún golpecito, la pelea de ayer fue diferente a todas las que había visto hasta hoy, y eso que con mis 46 (¡cuántos!) he visto peleas de todo tipo, cerca de casa tenía dos grandes potreros (terrenos baldíos), uno era Casa Amarilla y el otro el predio donde ahora se encuentra el barrio Catalinas Sur. Varias canchas de fútbol, «montañitas» de tierra para trepar y tratar de capturar o defender del «enemigo», vegetación abundante para realizar entretenidas expediciones en busca de lo extraño.
Se imaginan que peleas he visto en varias oportunidades, pero la de ayer quiero compartirla con ustedes, quizás sea «normal» o no. Sigue leyendo