¿No sé qué ponerme… o no sé qué me pongo?

Este post va dirigido fundamentalmente a las mujeres.

Este es un aporte de mi amigo Walter Ego. Vean lo que él tiene para decir:

Quisiera imaginarme que ustedes quieren estar siempre hermosas para agradarnos a nosotros, los hombres.

Si bien es posible que quieran verse bien cuando se miran al espejo, la ilusión de que permanentemente buscan nuestra aprobación, es muy grande en mi caso.

Gimnasia, dietas, ropas que resaltan la figura (o algunas zonas), tinturas, accesorios, son los elementos que usan para seducirnos.

Pero hay otro elemento a tener en cuenta: el almanaque.

Ninguna (o casi), quiere verse «mayor».

¿Y qué es lo que hacen para evitarlo?

Usan productos cosméticos para evitar, entre otras cosas, las arrugas, que son el indicador más visible del paso del tiempo.

Los hombres, que por lo general son los dueños y manejan las grandes compañías que se dedican a la cosmetología, saben que ustedes harán cualquier cosa por seguir siendo jóvenes.

Permanentemente salen a la venta carísimas cremas que prometen arreglar esos pequeños detalles que el paso del tiempo va dejando en sus caritas: las arrugas.

Por casualidad, me topé con la publicidad de la crema anti-arrugas REVITALIFT.

Me llamó la atención que tuviera tantas llamadas a pie de página.

Les presté un poco de atención, y me provocó algo así como un «miedito».
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Chicas peleando

Tengo una escuela primaria a la vuelta de casa; es pequeña y a ella concurren chicos que en su gran mayoría son humildes, de barrios humildes, y se nota por la ropa que usan, por las palabras que emplean y por la «tonadita» y las frases que repiten hasta el cansancio.

Mi hijo Martín va a otra escuela – VER POST -, que queda a unas 10 cuadras (manzanas) de casa. Todas las tardes lo voy a esperar a la parada del colectivo (ómnibus) y me encuentro con los chicos que salen del cole.

Pero lo que vi ayer, me impactó, me dejó impresionado.

Si bien estoy acostumbrado a que algunos chicos se persigan, se empujen o amaguen con una peleíta, o que a veces haya algún golpecito, la pelea de ayer fue diferente a todas las que había visto hasta hoy, y eso que con mis 46 (¡cuántos!) he visto peleas de todo tipo, cerca de casa tenía dos grandes potreros (terrenos baldíos), uno era Casa Amarilla y el otro el predio donde ahora se encuentra el barrio Catalinas Sur. Varias canchas de fútbol, «montañitas» de tierra para trepar y tratar de capturar o defender del «enemigo», vegetación abundante para realizar entretenidas expediciones en busca de lo extraño.
Se imaginan que peleas he visto en varias oportunidades, pero la de ayer quiero compartirla con ustedes, quizás sea «normal» o no. Sigue leyendo