Contra la contaminación

Siempre he apoyado a Greenpeace en todas sus campañas.

Esta vez quiero ayudar a que la gente tome conciencia sobre el problema de la contaminación de la cuenca Matanza – Riachuelo.

Los mayorcitos -de más de medio siglo- seguramente recuerdan que en el Balneario Municipal se podía tomar sol y hasta bañarse en el Río de la Plata desde barrio de La Boca hasta la zona de Retiro, Aeroparque.

Hoy, toda la costa de la ciudad de Buenos Aires y los municipios al norte y al sur está contaminada.

El famoso paseo de la Calle Caminito en el barrio de La Boca está a orillas del riachuelo, que muestra a las claras el altísimo grado de contaminación de sus aguas.

Las promesas (mentiras) de los políticos en cuanto a aplicarse al saneamiento de la cuenca Matanza – Riachuelo, me tienen harto.

Por éso, si sabés de alguna empresa que vuelque sus contenidos tóxicos/contaminantes a la red cloacal o directamente al río o sus afluentes, mirá el video y vas a saber cómo ayudar.

Además podés unirte a Greenpeace y recibí en tu correo información sobre sus campañas.

Muchas gracias.

Verdad a medias o media verdad

Nadie ignora que los seres humanos somos extraordinariamente eficaces a la hora de destruir todo lo que quede a nuestro alcance.

Quién sabe cuántas especies de animales, insectos, peces, plantas hemos hecho desaparecer por nuestro desprecio por la vida, no sólo la nuestra.

Tampoco podemos estar seguros de todo lo que está en peligro de extinción por nuestra culpa.

No es necesario hacer recuentos de industrias, hábitos, etc. con los que se contamina permanentemente al planeta.

Hay responsabilidades compartidas por muchos. Algunos son más (i) responsables que otros, pero tienen su parte de culpa.

Desde hace unos pocos días, en Argentina podemos ver una campaña aparentemente ecológica, que tiene como único fin reducir gastos en algunas cadenas de supermercados.

Miren la campaña, que luego les hablaré de por qué es mentira.

¡Pobre el leoncito! ¡Pobre el rey león!

Si bien la publicidad está basada en las imágenes de «El rey león», nunca en mis años de ver Discovery, National Geographic o Animal Planet he visto que los animales -leones o cualquier otro animal- haya muerto por bolsas plásticas.

Sí en una época, no sé ahora, en el Zoológico de la Ciudad de Buenos Aires, los herbívoros se ahogaban con las bolsas de plástico en que venían las galletitas que vendían para darles.

Si la campaña era para Argentina, hubieran puesto llamas, vicuñas, yaguaretés, yacarés, no sé, loros barranqueros.

Hasta ahora parece una campaña ecológica mal ubicada geográficamente, pero no es sólo éso.

¿Quieren saber la verdad?, pues es esta:

Actualmente en la provincia de Buenos Aires existe un anteproyecto de ley para prohibir a los supermercados -entre otros- a entregar bolsas de plástico que no sean biodegradables.

¿Qué significa eso?

Pues que los supermecados no podrán entregar más bolsas como hasta ahora, sino que éstas deberán ser hechas de manera que puedan degradarse rápidamente sin contaminar el medio ambiente.

El tiempo de que dispondrían sería de unos dos años para reemplazar el tipo de bolsas que entreguen.

Como las bolsas biodegradables son más caras que las comunes, a los supermercados no les gusta la idea, las cadenas Disco, Jumbo y Vea -por ahora las únicas- están tratando de parecer «buenitas» intentando dar una imagen ecologista para que en el caso de que funcione el mensaje, gasten menos en bolserío.

Veamos algunos puntos para poner en consideración:

– Para los supermercados dar bolsas es un negocio. Puedo ir al supermercado a comprar un pan de manteca, y al pasar por la carnicería recordar que no compré carne para el estofado y -ya que estoy- llevar. Además en la verdulería me avivé de que no tengo suficientes papas y compro uno o dos kilos. ¡La leche!, ¡me estaba olvidando de la leche para los chicos! y así con lo que a ustedes se les ocurra.
Si llevo mi propia bolsa de hacer los mandados, no voy a poder llevar todo lo que necesito, por lo que compro lo que quepa, lo que necesite inmediatamente y después voy a la carnicería o verdulería o almacén de la vuelta de casa y compro las otras cosas.
El supermercado ha perdido ventas. Y no seré yo el único no comprador del día, seguramente.
Pero si el súper me embolsa todo lo que yo compre en unas prácticas bolsitas con su publicidad, si tengo el dinero, lo llevo sin necesidad de volver a salir de compras por el barrio-
No nos olvidemos que fueron los supermercados los que impusieron esas bolsas.

– En Capital y Gran Buenos Aires (no sé si ocurre lo mismo en el resto del país), la recolección de residuos es diaria excepto un día a la semana para descanso de los empleados recolectores.
¿Quién no ha sacado sus residuos en bolsas de supermercado?
¿Quién no ha visto esas dichosas bolsitas con residuos en las calles esperando a ser recogidas?
No suele vérselas volando por ahí. Generalmente se reciclan para poner la basura.

– No sea cosa que se les ocurra vender las bolsitas en las cajas, cuando vas a pagar, como hacen los supermercados DIA% que cobraban -hace mucho que no tengo referencias al precio- 5 centavos por cada bolsa descartable con publicidad que te daban.

No es algo que las grandes cadenas de supermercados no puedan hacer.

La diferencia en el costo sí pueden absorberla.

Las bolsas de Wal Mart ya cumplen con la futura ley.

bolsa-plastica-biodegradable

Una cosa es cuidar el medio ambiente y otra muy distinta querer engañar a la gente para ahorrarse unos pesos.

No ensuciemos. No contaminemos. No destruyamos el medio ambiente.

No nos dejemos engañar.

Para saber más sobre la futura ley:
La Nación.
Blog de Clarín.

Dinero plástico

Siempre que escuché hablar de «dinero plástico», se hacía referencia a la tarjeta de crédito.

Con sorpresa descubrí que en algunos países, dinero plástico define a los billetes de uso corriente.

Tuve la oportunidad de tener en mis manos un par de billetes de dólares australianos, uno de 5 y otro de 20, y compararlos con los pesos argentinos del mismo valor (valor en cuanto a numeración, porque los dólares australianos valen más que los pesos argentinos).

Lo primero que me llamó la atención fue que el color era más brillante; luego, al tomarlos, la textura era diferente, eran suaves al tacto.

Noté que tenían un área transparente en el ángulo inferior izquierdo o derecho, según el valor del billete, como si tuviera una película de plástico transparente.

Imagínense la sorpresa al enterarme de que no sólo el área transparente era de plástico, sino todo el billete!

Me dijeron que aunque se olvidaran el dinero en los bolsillos, podían lavar tranquilamente la ropa, porque no se deterioraban. ¿Tendrían en mente el lavado de dinero cuando los crearon?

Me dijeron que probara haciendo un bollo con ellos, y así lo hice.

Les dejo el video para que vean la diferencia entre los billetes de plástico y los tradicionales de papel.

La pregunta del millón es: ¿Cuál de los dos tipos afecta más al medio ambiente? ¿El que obliga a talar árboles para hacerlos o el que necesita del petróleo y los productos químicos para crearlos?

He encontrado en la web que no sólo Australia tiene dinero plástico. Nueva Zelanda, Rumania, Vietnam y Brunei. También menciona a Brasil y Chile, pero según me comentaron quienes me prestaron los dólares australianos, que en Brasil no encontraron ningún billete plástico. Tendré que investigar un poco más sobre ésto.

Información en la wikipedia (en inglés).
Información desde Australia (en inglés).
Características de los billetes plásticos (en español).

Basura tecnológica

Ayer, en plena avenida Córdoba casi esquina Serrano, en Buenos Aires.

Deshechos electronicos 1

Deshechos electronicos 2

Deshechos electronicos 3

Las preguntas que me asaltaron fueron:

¿Quién almacenaba tantas motherboards?

¿Para qué las amontonaba?

Los componentes que les faltaban, ¿fueron usados para reparar PCs?

Estos desechos, ¿son reciclados más tarde, o simplemente quedan para contaminar el medio ambiente?

Reciclado de basura electrónica

La foto fue tomada del sitio de Greenpeace de Suecia.

La pastera Botnia muestra la realidad

Como muchos sabrán, Argentina y Uruguay tienen un conflicto por la instalación de una «pastera», una fábrica de pasta de celulosa en el río Uruguay, que es compartido por los dos países.

Según grupos ambientalistas como Greenpeace, este tipo de instalaciones son altamente contaminantes, por lo que se vería dañado seriamente el ecosistema, afectando además al turismo en la ciudad de Gualeguaychú, que perdería los ingresos que cada verano recibe de los visitantes que no sólo disfrutan de sus playas, sino de su famoso carnaval.

En los casos en los que las industrias son acusadas de contaminar el medio ambiente, o de ser responsables por el calentamiento global, aparecen dos posturas diametralmente opuestas.

Aún sin tener pruebas definitivas, tengo tendencia a considerar como culpables a las empresas, ya que hasta ahora, nunca han hecho otra cosa que destruir el medio ambiente en pos de un rédito, en algunos casos, absolutamente desproporcionado.

Por lo tanto, ya saben cuál es mi postura con respecto al tema de la pastera Botnia.

Sé que para Uruguay sería una gran fuente de ingresos. También sé que a los países tercermundistas las grandes corporaciones siempre les han dicho que perder soberanía o entregar recursos o destruir el medio ambiente será altamente redituable.

Y en muchos casos, tales ingresos nunca llegaron.

Por esas cosas de la vida, llegó a mis manos una revista llamada ESPACIO BOTNIA.

Título de portada: El arte de construir una planta.

Tapa revista Espacio Botnia

Terminaba la revista con una serie de fotografías de la zona donde se instaló la pastera -Fray Bentos- haciendo una cronología desde Octubre de 2004 hasta Agosto de 2007.

La historia de Botnia en imagenes

Las imágenes son más que elocuentes. Por eso, amplío la primera (10/04) y la última (08/07)

Fray Bentos antes de Botnia

Fray Bentos despues de Botnia

Perdonen por la calidad de las fotos, pero fueron sacadas casi «de apuro», por lo que no son de lo mejor. Eso sí, muestran claramente lo que quiero mostrar.

Creo que el título debió haber sido:

El arte de construir una planta…

Y de destruir a todas las demás.