En realidad, nadie es perfecto

La empresa Pro Infirms, la más antigua organización suiza de ayuda para gente discapacitada decidió sacar este año un film titulado “Because who is perfect? Get closer” Porque ¿quién es perfecto? Acércate más.

La idea era recrear en maniquíes la figura de personas con malformaciones o mutilaciones para reemplazar a los maniquíes «perfectos» de vidrieras de casas de moda.

Lo que más destaco, es la alegría que tenían estas personas de participar de la construcción de un modelo con su figura y la satisfacción de poder verse en el trabajo terminado.

Por supuesto, la respuesta de quienes pasan delante de estas vidrieras es de lo más variado; quizás muchos no hayan entendido de qué se trataba, pero mientras eso genere conciencia de que no todos son como los esteriotipos mandan, puede ayudar a la no discriminación.

En 2011 esta misma organización hizo un video con un hombre llamado Fabian que refería que es común que la gente no quiera sentarse junto a él en el transporte público, disfrazado de oso, en una esquina que ofrecía abrazos a los que pasaban.

Hasta podríamos especular con que alguno de los que lo abrazaba con tanta alegría y goce fuera de los que lo evitaban como compañero de asiento.

Les dejo el video.

Esta es una nota -en inglés- sobre el video y que al final tiene también el video de Fabian llamado «Get closer», Acércate más que vale la pena mirar.

Aprendiendo a buscar palabras

Estoy leyendo el libro Ciudad abismo de Alastair Reynolds.

Allí habla de una ciudad que crece como algo vivo y cada vez que hace referencia a la parte más alta, la llama: «canopia».

El nombre me sonaba y lo relacionaba con la copa de los árboles.

Después de haber leído muchas veces ese nombre, pensé que tal vez la palabra canopia no exista y sea simplemente un nombre inventado por el autor.

La solución era sencilla: buscar en el diccionario.

Entré a la página de la RAE (Real Academia Española) y en su renovado sitio busqué la palabra.

http://lema.rae.es/drae/?val=canopia

El gran diccionario en línea -no quise decir online por respeto a la lengua- me informa que esa palabra no existe y me ofreció Sigue leyendo

Una noticia – Tres diarios – Tres realidades

Desde hace ya bastante tiempo, para ser más precisos desde la aparición de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que un sector del periodismo, el vinculado a los grandes medios y monopolios viene haciendo todo lo posible por impedir que la ley entre en vigencia.

Entre la enorme variedad de «argumentos» expuestos, el de la limitación de la libertad de expresión y de prensa es su caballito de batalla.

Las grandes corporaciones no están interesadas en contar LA verdad. Están interesadas en contar SU verdad.

Y como es lógico, SU verdad no es LA verdad.

Es simplemente crear el ámbito y las condiciones para poder seguir manejando -un poco entre las sombras y otro poco a la luz- la política para seguir ostentando -casi secretamente- la verdadera autoridad.

Según reza en la Biblia: Mt. 7: 15-16 “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis”.

Y nada mejor que mostrar los «frutos» que dan 3 diarios (periódicos) de Capital Federal para mostrar que para hablar en nombre del «periodismo independiente» hay que sustentar los dichos con los hechos.

Clarín online – 28/11/2012

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¡Caramba!

Yo que creía que con el tema de la seguridad no tendría fundamento. ¡Y pensar que pensé que tanto hablar de inseguridad era más una campaña de algunos medios para instalar esa sensación en la población!
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Edificio torcido en el Walmart de Avellaneda

En lo que antiguamente era el mercado de lanares de Avellaneda, que luego fue un depósito de la Municipalidad, se instaló el supermercado Walmart.

Se construyeron además un shóping: el Alto Avellaneda, un gran edificio donde funcionó durante unos años el Sams Club, que era el mayorista de Walmart qua ahora se ha convertido en un Easy y una más modesta construcción para Norauto.

Frente a estos dos últimos comercios, desde hace un tiempo se está construyendo un nuevo edificio.

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Hasta ahí, nada importante para remarcar, más allá de que va a tapar la vista de estos negocios.

Pero si nos ponemos a un costado, a cierta distancia, la construcción no terminará de convencernos.

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Parece que estuviera torcida.

Si le prestamos un poco más de atención, veremos que en realidad ¡¡¡ESTÁ TORCIDO!!!

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Si no pueden dar crédito a sus ojos, simplemente cuenten la cantidad de filas de ladrillos a la derecha y a la izquierda.

No soy arquitecto ni ingeniero, pero tengo la sensación de que un edificio torcido no es lo mejor para construir.

¿Será que nadie se ha dado cuenta?

No sé qué es lo que van a poner allí, pero me parece inseguro.

Discépolo siempre está vigente

Hace apenas un par de días tuve una discusión sobre política con un amigo.

No hubo argumentos ni datos que le hicieran ver otra realidad que la que él veía «con sus propios ojos».

No era una cuestión de ver el vaso medio vacío o medio lleno.

El argumento me sonaba a «pero el vaso no está lleno hasta el borde».

Cuando le aportaba datos, los negaba, dudando de las fuentes.

Al llegar a este punto, decidí que era mejor dejar que hiciera su catarsis sin hacer ningún otro comentario.

Luego de un tiempo en el que evidentemente seguí dándole vueltas al asunto, llegué a una conclusión:

Él, como muchos otros, no es que ve las cosas mal. Tampoco es que no pueda ver las cosas bien, sino que las siente (de sentimiento, no de sentidos) muy mal.

Además, él y muchos otros, no tienen ningún interés en ver.

Tengo la sensación de que tienen terror a enfrentarse con ciertos datos irrefutables que les hagan ver que estaban -por lo menos en algunos puntos- equivocados. Se refugian en un búnker a prueba de datos y niegan sistemáticamente que provienen de lugares absolutamente independientes.

Como ejemplo cito que la fuente era un organismo de las Naciones Unidas, y la respuesta fue que esos organismos publicaban lo que el gobierno quería, no los datos verdaderos.

Otro argumento es «yo ando por la calle y veo la realidad».

Para los que «andan» -transitan- por la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, deberían saber que según el Instituto Geográfico Nacional tiene 200 km². Si no le quieren creer al IGN, en la Wikipedia dice que son 202 km².

Si lo hacen por todo el país, sólo en la parte continental son 2.791.810 km². Si nuevamente dudan del organismo oficial, en la Wikipedia dice 2.780.400 km².

Sigue siendo mucho para recorrer y poder ver las realidades con sus propios ojos.

No quiero embarcarme en discusiones fútiles. Sé que si alguno de los que ven todo mal empezó a leer este post, seguramante no ha llegado hasta este punto.

De todas maneras, quiero poner algo que Enrique Santos Discépolo decía por los ´50s refiriéndose a los que en ese entonces veían «todo mal».

«Resulta que antes no te importaba nada y ahora te importa todo. Sobre todo lo chiquito. Pasaste de náufrago a financista sin bajarte del bote. Vos, sí, vos, que ya estabas acostumbrado a saber que tu patria era la factoría de alguien y te encontraste con que te hacían el regalo de una patria nueva, y entonces, en vez de dar las gracias por el sobretodo de vicuña, dijiste que había una pelusa en la manga y que vos no lo querías derecho sino cruzado.

¡Pero con el sobretodo te quedaste! Entonces, ¿qué me vas a contar a mí? ¿A quién le llevás la contra? Antes no te importaba nada y ahora te importa todo. Y protestás. ¿Y por qué protestás? ¡Ah, no hay té de Ceilán!
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