Saludo

Acabo de enviarle un mail a Jorge, un amigo que vive en México, y me gustó mucho como me salió; tanto que me pareció una buena idea hacerlo extensivo a todos aquellos que lean mi blog.

Empezó el año, y me parece que no hay mucha diferencia con los otros comienzos de años anteriories.

Arrancó el año -como siempre- siendo primero de enero.
Por estas latitudes sigue siendo verano. Y por las del norte, invierno. En éso tampoco hay cambio alguno.
Hemos despedido al año viejo y recibido al nuevo comiendo y bebiendo más que los otros 364 días del año. Seguimos necesitando Alka Seltzer.
Me he despertado más o menos temprano, si me pongo a pensar a qué hora me acosté. Todos los primero de año hago lo mismo y estoy hasta la hora de la siesta con sueño tremendo.
No fui a trabajar este año tampoco.
Tampoco esta vez pude salir de shopping, porque como nadie trabaja, no hay nada abierto para comprar.
En la tele, como ahí tampoco trabajan en este día, ponen cosas aburridas que ya pasaron el año pasado.

Se me ocurre que la diferencia debe estar en otro lado.

Quizás -se me acaba de ocurrir- seamos nosotros quienes tengamos que hacer cambios.

Así como las dietas siempre se empiezan los lunes, tal vez nosotros podamos aprovechar el primer día del año para ponernos firmes en proyectos nuevos -o viejos que no llevamos a cabo- y darle para adelante, pero esta vez sí, con ganas, no como el año anterior.

Quizás así sí podamos hacer ciertos los augurios que nos hacemos en los saludos de fin de año.

Me parece que el mejor saludo que puedo hacerte para este año nuevo es:

Espero que a partir de hoy, tengas todavía más ganas de hacer cosas, tanto viejas como nuevas.
Que te animes a hacer las cosas que siempre tuviste ganas y no te animabas.
Que te diviertas mucho mientras hacés tus cosas.
Que si algo no te sale, encuentres en el ¿fracaso? el lado positivo para aprovecharlo para el futuro.
Que nunca olvides tus anteriores logros para que te sirva de aliciente para enfrentar nuevos sueños.
Que siempre tengas la creencia de que aunque parezca difícil o imposible, vale la pena intentarlo.
Que tengas la constancia necesaria para que en caso de no haber podido lograr algo, vuelvas a intentarlo si sigue valiendo la pena.
Que no te enojes demasiado con vos mismo cuando no estés conforme con tus resultados.
Que tengas la mente y el espíritu alerta para encontrar en otras personas lo mejor de ellas y puedas agregarlas a tu lista de colegas, conocidos y amigos.
Y fundamentalmente, que alcances la paz necesaria como para darte cuenta de que aún en los peores momentos, siempre existe la luz de la esperanza, porque todavía falta mucho para el fin del mundo. Y aunque estuviera a la vista, seguramente después de éso, lo que venga será mejor.

Mi mejor deseo para vos y los tuyos.

Un abrazo.