Jueves 31 de marzo de 2005 a las 16:45. Avellaneda
Cuando vuelvo a casa al salir de la oficina, tengo que detenerme en un semáforo con luz para giro a la izquierda.
Cada vez que freno porque la flecha está en rojo, miro por el espejo, porque no sé si quien viene detrás de mí, se da cuenta de que tengo la luz de giro encendida desde unos 150 metros antes del cruce, y a pesar de que voy apenas a unos 40 km/h, la gente en la avenida suele pensar que nadie va a doblar respetando el semáforo.
Tanto es así, que cada vez que con mi esposa estamos esperando para doblar, ella siempre me hace el mismo comentario: «tengo más miedo por estar acá detenida, que cruzando con luz roja».
Y no es para menos, porque cuando la paciencia se les acaba a los que tengo detrás, hacen señas con las luces, tocan bocina… y finalmente, pasan por la izquierda – por supuesto a contramano – protestando porque no crucé con luz roja.
Hará cosa de un año, tenía detrás a una señora sumamente enojada con mi actitud de respeto a las normas de tránsito, y me instaba con luces, bocina y gritos a que cruzara.
Como no accedí a sus insistentes reclamos, optó por tratar de pasarme por la derecha, recibiendo toda clase de bocinazos de quienes venían por ese carril, pero al fin y al cabo, consiguió un lugar.
Mirándome fieramente, comienza a pasarme, sin advertir que estaba por cruzar con luz roja.
¡Ah!, me olvidaba. llevaba en el asiento trasero a una nena que apenas pasaba de la altura de los apoyacabezas. Por si no se dieron cuenta ustedes, se los digo: estaba de pie paradita detrás del hueco que dejan los dos asientos delanteros.
Al mirar nuevamente para adelante, se «entera» que ella sí iba a poder cumplir con el sueño de cruzar en rojo, pero como venían autos por la calle lateral, frena antes del choque, sobre la senda peatonal.
Ahora viene mi venganza.
Le toco amablemente bocina para llamar su atención, y le hago señas de que cruce con luz roja.
Se enojó. Puso cara de enojada, y giró violentamente la cabeza hacia adelante. No arrancó sino hasta que el semáforo pasó de rojo+amarillo a verde.
Hoy, esperando en el mismo semáforo, a la hora señalada (más arriba), tuve un concierto de bocinas, y todo éso a pesar de que el tránsito que venía en sentido opuesto, no hubiera permitido a nadie, doblar con luz roja.
Corta la luz el tránsito en la avenida, pasan los de la calle lateral, y cuando se habilita la luz para girar, los que vienen de frente, como observan únicamente el semáforo que se pone en rojo para los que cruzan, a veces intentan – algunos lo consiguen – cruzar antes que lo hagamos los que tenemos paso.
Se pone la flecha en verde, y cuando empiezo a doblar, me encuentro con que un Volvo blanco (viejo, calculo que de la década del 80) que venía de frente se pasa al carril contrario ( el de la izquierda, porque hay 4) y decide que va a cruzar sin importarle nada la luz roja.
Como yo sigo doblando, nos encontramos en un ángulo de 90º en la intersección.
Yo freno.
Él también.
Le señalo el semáforo que le indica que tiene luz roja.
Se baja.
Se me acerca a la ventanilla y me dice – palabra más, palabra menos – que lo mío es una guachada.
Para los que no saben lo que significa, guacho, es en nuestro campo, aquél que no tiene madre, sin importar si es un ternero o un niño. Por lo que hacer una guachada es hacer algo con la intención de joder a otro, ya que – supongo – únicamente haría algo así quien no hubiese tenido una madre que lo guiara por el camino del honor y el respeto hacia los demás.
Le digo que él ha cruzado con luz roja.
Me responde: «TE JURO QUE NO ME DI CUENTA«.
Le agrego: «cruzaste a contramano y con luz roja«.
«Te juro que lo hice sin darme cuenta, en cambio vos lo hiciste a propósito, lo tuyo es una guachada«, me reiteró.
Solamente le respondí: «¿Cruzaste a contramano y con luz roja y no te diste cuenta?»
Volvió a insistir con que así había sido, que no lo iba a hacer a propósito, porque él cuidaba más a su auto que lo que yo cuido al mío – puede ser, el mío estaba sucio y tiene una vieja marca en la puerta delantera derecha, producto de un roce en la cochera de la casa de mi papá, y que él le hizo -,se fue para su auto, se subió, y como al frenar se le había apagado el motor tuvo que darle 4 veces – sí, 4 – veces arranque para que encendiera, cosa que no me ocurre a mí, que a la primera enciende, y éso que es un Peugeot 404 modelo ´80 y no lo cuido tanto.
Dio marcha atrás, me dejó pasar y cada uno por su lado.
Me queda para decir que:
1.- No le creo en lo más mínimo que lo haya hecho «sin darse cuenta».
2.- Cuando se bajó, no lo hizo con el ánimo de plantearme nada, pero al comparar volúmenes, decidió usar la vía diplomática.
3.- Si se distrae en una intersección, puede ser que cruce con luz roja, pero si para «distraerse» hace 20 metros a contramano, tampoco se lo va a creer nadie.
4.- Es un problema para los que queremos respetar las normas de tránsito, tratar a rajatabla de hacerlo.
5.- He visto lo que le cuesta a quien no respeta las normas de tránsito manejar en países donde sí lo hacen, porque deben estar más que atentos – en tensión, diría yo – todo el tiempo.
6.- Lo mío no fue una guachada, si este señor hiciese – o tratase – de hacer lo mismo en otro país, los automovilistas, le tocarían bocina, le gritarían, le impedirían cometer una infracción de tránsito como las que él cometió hoy. En un documental en Discovery Channel sobre las autopistas alemanas, unos policías comentaban que cuando estaban en una persecución con autos no identificables, los automovilistas les cierran el paso en el carril rápido – porque van a más de lo permitido -, y no se corren sino cuando ven las luces centelleantes sobre el tablero. Lo decían con orgullo, por lo bien que actuaban los conductores.
7.- Espero que para la próxima «distracción» tenga la suficiente suerte de no chocar con nadie ni atropellar a gente que cruce respetando los semáforos.
Lo peor de todo ésto, es que muchas veces veo como cruzan con luz roja, sin importarles que haya un policía de consigna en la esquina, o que haya un patrullero esperando la luz para cruzar.
Si éso no es connivencia o incumplimiento del deber, no sé cómo llamarlo.
Disculpame Gustavo pero vos si que sos jodido!! Me parece que olvidás que todavía vivis en el país de Alicia. 😉
Aguantá Gustavo. Luchemos para que este no sea el pais de Alicia.
Que cosas Gustavo, exactamente lo que describes pasa aqui en venezuela.
Y pensar que muchos que cometen esas infracciones, cuando van a europa o eeuu, manejan de un impecable que ni los de alla. No lanzan ni una molecula de polvo a la calles, pero aqui, son capaces de botar un refrigerador en plena calzada
Pero observa a un americano, o europeo por estas tierras, son felices manejando porque no sienten la presion del policia y hacen las misma «guachadas» que los nacionales.
Te cuento que tuve un japones de la mitsubishi como jefe, y una vez le pregunte como pudo conducir en este pandemonium criollo (ellos que deben tener siempre las 2 manos en el volante), y me contestó que fue muy sencillo: se metio en la autopista y empezo a sacar el brazo izquierdo y abatirlo para todo los lados… jajaja porque aqui es como que no existiesen las luces de cruce, todo lo hacemos con el brazo izquierdo.. para detenernos, girar a la izquierda, para insultar, para pedir paso