Hace casi un año, Argentina era líder mundial en la exportación de orina.
¿A qué país se le ocurriría importar pis?
En realidad, a ninguno.
Lo que realmente se hace – o se hacía – es juntar la orina diaria de unas 165.000 mujeres y generar con éso un medicamento.
«El Instituto Massone, en Saavedra, es el que trasmuta el líquido ámbar en tratamientos para la fertilidad; extrae una hormona de la orina de mujeres menopáusicas y la convierte en menotropina, una droga que estimula la fabricación de óvulos.»
… «se recolectan diariamente unos 200.000 litros de orina. Esa es la cantidad que se necesita para, tras cuatro meses de tratamiento, producir un gramo de menotropina, también llamada gonadotrofina de origen natural.»
… «a partir de un gramo de ese producto se pueden generar unos 2000 tratamientos.»
Aclaro que en ese momento un tratamiento de ese tipo para la fertilidad costaba unos $3.000,=
«El director médico del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción y uno de los referentes nacionales en tratamientos de reproducción asistida, Claudio Chillik, asegura que el mercado mundial de gonadotrofina urinaria movilizó en 2003 unos 17 millones de viales o ampollas. Massone produjo más del 82% del mercado mundial: exportó 14 millones de ampollas, mientras que el 18% restante se repartió entre China y Japón.»
«La orina no se paga. No tiene un precio porque no es un bien que esté en el mercado. La ley prohíbe la comercialización de partes y materias del cuerpo humano»
Las donantes reciben regalos
«Pero, y entonces… ¿por qué las mujeres se toman el trabajo de juntarla?
Las donantes, en su mayoría tienen más 60 años, pertenecen a la clase media bonaerense, son jubiladas o viven solas y tienen un jardín delante de su casa, donde dejan el bidón. La estrategia más convincente que usan las promotoras para convertirlas en donantes es hacerles ver que ellas dan su orina ´para ayudar a las mujeres que no pueden tener chicos´.»
«El uso de la gonadotropina urinaria para tratar la infertilidad es un tratamiento que se realiza desde hace años sobre la base de una hormona que sólo se encuentra en la orina de las mujeres posmenopáusicas…»
Lo único que espero es que los «regalitos» que reciben mensualmente, sean equivalentes a las ganancias que las «voluntarias» generan.
Estaría muy mal que se aprovechasen de la gente con buenas intenciones.
La nota en La Nación.
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Escuché en la radio lo que decís y Peña llamó por te. a cualquier número del gran Buenos Aires y justo embocó a una, y en efecto la señora le dijo que diariamente retiraban su bidón jajaja, no podía creerlo. Asique cuando llegue a los 60 a cambio de un taperware que esos eran los regalitos, sacaré mi bidón al jardín que no tengo ;o)) besis