Tal vez sea difícil establecer quién fue el primero, pero de algo estoy seguro: El primer «terrorista» fue alguien al que sometieron los poderosos a vejámenes/ privaciones/ sufrimiento/ humillación/ degradación/ etcétera. Puede ser una o varias de las opciones juntas.
QUIERO DEJAR BIEN EN CLARO QUE ESTOY EN CONTRA DE CUALQUIER CLASE DE LOCURA CRIMINAL MASIVA (LÉASE TERRORISMO).
Tampoco a favor de una locura criminal selectiva o personalizada…
¿Los juguetes de la película Toy Story, podrían ser catalogados de terroristas?
Los juguetes maltratados por un «niño malo», deciden prepararle una emboscada, lo asustan y atacan, en venganza por las torturas que tuvieron que soportar.
Creo que todos sonreímos con beneplácito cuando vimos esas escenas.
Si trasladamos la escena a la vida real, vamos a ver que en todo el mundo, sucede lo mismo.
Siempre hay alguien/«álguienes», que abusando de su poder, le hacen a personas de carne y hueso lo mismo.
Como estamos acostumbrados a que haya gente que viva permanentemente en un nivel muy por debajo del nuestro – cuando digo nuestro, me refiero a los que comemos, tenemos casa y hasta estudiamos y trabajamos – y que vivan en condiciones infrahumanas.
No estamos acostumbrados a que esta gente se rebele.
Como normalmente carecen de medios económicos, políticos, prensa, sus «protestas» son acalladas, y sus «reacciones» denostadas, mostrándolas como un signo de la «barbarie», omitiendo que otra barbarie anterior la originó.
Al momento de escribir este post, aún no se tenían datos ciertos sobre el hombre muerto por la policía inglesa.
Un país en donde la policía no porta armas, donde aparentemente casi no se usan para dispararle a la gente, sean del bando que sea, un policía aterrado por la posibilidad de que alguien se inmole detonando explosivos, puede llevar al desequilibrio emocional, y hacer que tal como cuenta un testigo a la BBC, lo arrojen al piso, lo golpeen y lo ejecuten de varios disparos. Ver nota.
El odio, la locura, la ambición desmedida, el abuso de autoridad, no son nuevos.
Lo que sí es nuevo, es que ahora las cosas que suceden en cualquier parte del mundo, se pueden ver sin censura en cualquier otra parte del globo casi al instante.
Para algunos, el conocimiento de que no tienen por qué resignarse a su suerte, los convierte en «desesperados» o en «acorralados», que saben que quizás haya un camino para cambiar su situación.
El camino es el equivocado.
Quizás un Gandhi en cada país sería bueno.
Tal vez, los opresores hayan aprendido de Gandhi cómo contrarrestar una resistencia pacífica, para evitar que la historia se repita.
Lástima que siempre hay tantos inocentes que quedan en el camino y que son considerados como cosas sin valor. Un número en una estadística.