W.E.:Ayer, desde el bondi , en Paseo Colón e Independencia vi a una minita que cruzaba la calle corriendo desde la plazoleta donde está el monumento al laburo, hacia la facu.
¿? (imagínense el gesto: cejas enarcadas y un leve movimiento ascendente de cabeza).
W.E.:¡Qué! ¿nunca viste cómo corren las minas ?
Y.O.:Ssssi…, creo que sí.
W.E.:¿Cómo que creo que sí?… Ver, las viste, no les habrás dado bola.
Y.O.:… No sé, qué se yo…
W.E.:Mirá, hacela cortita.
Y.O.:Bueno, está bien…
W.E.:¿Pero querés que te cuente o no?
Y.O.:¿Contarme qué?
W.E.: A la final , no me estás escuchando.
Como sé que cuando está tan excitado con un tema, se torna agresivo, hago de cuenta de que no percibo su agresión.
Y.O.:No, no; contame.
W.E.:Está bien, argento, te cuento.
Lo de argento (argentino) es para marcarme que estoy usando muletillas típicas de la mayoría de mis conciudadanos.
(sonrío)
W.E.:En serio nunca te diste cuenta de cómo corren?
Y.O.:Excepto si corren con una minifaldita tableada (acá, si quieren, pueden imaginarme con cara de baboso… quería congraciarme con él).
W.E.:Dejá de poner cara de boludo y prestá atención.
Acá va mi cara de sumiso al que pescaron in fraganti y retan.
W.E.:¡No saben correr!
Quise replicarle con lógica que él las había visto correr, que de acuerdo a su previa definición, sí saben, pero íbamos a entrar en una discusión completamente banal, y no hice comentario alguno.
W.E.:Oíme, si los pingüinos pudieran correr, correrían como ellas!
Me quedé helado.
Inmediatamente después de haber escuchado esa frase, me vino a la mente la imagen de una larga fila de pingüinitos caminando torpemente.
En mi cerebro, inconcientemente, las imágenes (mujeres corriendo-pingüinos caminando) se fundían en una sola.
W.E.:¡Son un desastre! Corren con las piernas juntas hasta las rodillas, revoleando las gambas como en un molinete. Pegan de la misma manera los brazos al cuerpo hasta los codos y el resto lo separan -bien duritos-.
Las minas no descienden del mono, ¡descienden de los pingüinos!
Debo admitir que tan contundentes argumentos, ni siquiera Darwin hubiera podido rebatirlos. Incluso pensé si habría algún tipo de estadísticas sobre caídas de hombres/mujeres. Seguramente en Estados Unidos sí.
W.E.:Mirá, mejor la corto acá, porque me estoy calentando.
Y.O.:Bueno, está bien…
W.E.:¿Qué?… no me vas a negar que tengo razón…
Inmediatamente me despedí de él sin hacer ningún comentario. Creo que mi sonrisa lo decía todo.
Opino lo mismo; la cosa es que no queda bien andar por ahí diciéndoselo a todo el mundo.