Y volar por los aires.
Los norteamericanos están absolutamente paranoicos después del atentado a las torres gemelas.
Tal como informan (brevemente) en una nota en el diario Clarín, no le dé la teta al bebé, ni bese apasionadamente a su pareja.
Al revés tampoco se puede.
No tosa mucho. Pueden llegar a pensar que está tratando de contagiar a todo Estados Unidos con sus bacilos.
No haga bromas diciendo que tiene una bomba o que es un extremista. Si lo hace, no sólo lo arrestarán, sino que además va a demostrar que es un boludo.
Pero para estar seguro de no hacer nada incorrecto, siga las instrucciones de Peter Shankman, fundador de AirTroductions.com, quien aconseja: «sea discreto. No haga en un avión lo que no haría en una iglesia»
… 🙂
Quisiera proponerles un ejercicio de imaginación:
Piensen que están en un vuelo entre dos importantes ciudades de Estados Unidos.
Todo el mundo está serio.
Se percibe un cierto clima de tensión.
Usted se levanta para ir al baño y nota que las miradas se dirigen automáticamente a usted, que es morocho y usa barba.
Usted es católico, apostólico romano y sabe que su «look» está poniendo nerviosos a los pasajeros.
Quiere tranquilizarlos.
Recuerda las palabras de Peter Shankman.
Está en el pasillo.
Se arrodilla y reza.
El resto lo dejo librado a su imaginación.
La noticia en español en el diario.
La referencia en inglés a Peter Shankman en una agencia de viajes bajo el título: -Be discreet.