Que duela, pero poquito

Cuando uno se entera de que los «paladines de la justicia y la democracia» utilizan cualquier método para llegar a lo que ellos consideran que es «justicia» y «democracia», sufre o bien una decepción o una confirmación.

Los que alguna vez tuvimos la oportunidad de entrever que «los buenos» justificaban dejar de serlo con «los malos», no nos sorprendimos.

Tal como se explica en la nota del Clarín de hoy, Estados Unidos tiene valores morales y/o legales diferentes para ellos y sus amigos.

La tortura se puede justificar.

Quizás con la ingenua expresión de «ellos son más malos que nosotros», legalizan de alguna manera lo que las convenciones internacionales repudian.

Se quejan de los inhumanos tratos dados a los presos o prisioneros en países como Irán o Irak, pero se hacen los distraídos a la hora de mirar hacia Israel, que tiene la tortura institucionalizada.

La explicación es sencilla: Estados Unidos también invade, asesina civiles (daño colateral, que le dicen), arresta gente ilegalmente y los secuestra y tortura como en Guantánamo, territorio de Cuba, con una cárcel norteamericana en la que lo único que se respeta es la orden de no respetar derechos humanos ni de ningún otro tipo.

Quizás, no lo sé, a la entrada de Guantánamo haya algún cartel de bienvenida que rece algo así como ARBEIT MACHT FREI.

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