No me refiero al mítico Guillermo Tell que podía acertarle a una manzana a 50 pasos de distancia, sino al «nuestro».
Tal como surge en la Wikipedia, la existencia del mundialmente famoso arquero, se pone en duda porque no hay registro documental que pruebe que alguna vez hubiese vivido, por lo que se supone que era un personaje de leyenda.
Sin embargo, en la Repúbica Argentina, sí tuvimos a uno que podemos demostrar que existía.
Nuestro Guillermo Tell, fue senador por el Partido Justicialista de la provincia de Jujuy.
Revisando papeles en busca de datos para un post, me encontré con un recorte del diario Clarín del sábado 9 de setiembre de 2000, donde publican por primera vez en la historia, los bienes declarados de algunos de los senadores.
Supongo que lo tenía guardado por si un día, en el futuro, estos personajes nuevamente mostraban al público su patrimonio, para poder comparar cómo les había ido…
Fue tomar la hoja, e inmediatamente saltó ante mis ojos el nombre de Guillermo Tell. Supongo que esa habilidad con la lectura es producto de haber leído mucho siempre. A veces es útil.
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La fecha: 09/09/2000
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Al momento de la declaración jurada, el senador informaba que poseía 9 casas (debía tener una familia muy grande para que no entrara toda en una sola) por un valor de 451.823 pesos o dólares (en ese momento era lo mismo), dos autos que valuó en 83.543 pesos o dólares, inversiones ¿? por 83.543 pesos o… e hipotecas por 78.000.
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Evidentemente no le había ido nada mal.
Suponiendo que hubiese sido senador desde que vovlvió la democracia en el ´89, consiguió ahorrar la mitad de su sueldo para tener todos esos bienes. Todo un ejemplo de cómo debería manejarse la economía.
Lástima que en materia de políticos (y yo hablo por los de mi país, aunque creo que no son muy diferentes de los de otros países), los buenos ejemplos se evanescen en el aire a poco que hurgamos debajo de la superficie.
Haciendo una búsqueda en Google: «Guillermo Tell» senador en páginas de Argentina, no aparece casi nada.
Excepto por dos notas periodísticas; una del diario La Nación del 1 de octubre de 2000, donde en su primer párrafo podemos leer:
«El sindicato telefónico porteño denunció ante la Justicia al senador nacional Guillermo Tell (PJ-Jujuy) y a gremialistas del sector por el supuesto manejo fraudulento de un fondo gremial de alrededor de 30 millones de pesos anuales.»
Recordemos que seguía siendo 1 peso = 1 dólar.
Si yo fuera (o fuese) Homero Simpson, hubiera dicho: ¡D´OH!
Pero cuando veo la siguiente nota, esta vez del diario Clarín, del 10 de abril de 2007, no puedo más que imitar a Bart, y gritar ¡AY, CARAMBA!
En el tercer párrafo de la nota, leo:
«En febrero pasado, el juez federal Daniel Rafecas resolvió elevar a juicio oral la causa por el presunto pago de coimas. Los nueve procesados, acusados de cohecho son cinco ex senadores justicialistas (Augusto Alasino, Ricardo Branda, Emilio Cantarero, Guillermo Tell y Remo Costanzo), un ex senador radical (José Genoud), dos ex funcionarios aliancistas (el ex jefe de la SIDE Fernando de Santibañes y el ex ministro de Trabajo Alberto Flamarique) y el arrepentido Mario Pontaquarto.»
A estas alturas, me importa un …… (que cada uno llene la línea punteada con la palabra que más le guste) saber si este tipo presentó alguna otra vez su declaración jurada de bienes. Si en un principio suponía que en esta declaración jurada no aparecían todos sus bienes, después de saber que por el asunto de las coimas en el senado es uno de los 9 procesados, ya no me cabe ninguna duda.
Ya no quiero investigar nada más. Mejor me voy a buscar las gotas de emético, que me recetó mi médico para casos como éste.