En el juicio que se le sigue a Miguel Etchecolatz por 8 casos de desaparición de personas en la última dictadura, se le concedió al reo la posibilidad de hacer una última reflexión.
Debo aclarar que por desconocer al tribunal que lo estaba juzgando, se negó a declarar.
Ésta es la transcripción de lo que dijo:
«En principio debo exponer mi doble condición: de prisionero de guerra y detenido político.
Y realmente me veo… me asiste la oportunidad de poder… eh… expresarme ante ustedes que son los jueces que están respondiendo y son obedientes de los que mandan.
Este juicio, para mi, señor presidente, ha sido instrumentado como un rompecabeza para niños bobos o más bien, para grandes avivados.
Yo sé señor presidente que ustedes me van a condenar, y sé también que no tendrán vergüenza de poder condenar a un anciano enfermo, sin dinero, sin poder;
pero como dijo Borges, ustedes no son el juez, el juez supremo nos espera después de muertos. El juez supremo, señor presidente [dubitación] yo le pido que sea benévolo con todos nosotros.
Y como dijo el general ¿Pal a Fox? no sé rendirme; no sé claudicar, señor presidente.
Después de muerto yo, señor presidente, tendremos mucho que hablar, y de éso estoy completamente seguro.
Aquí, señor presidente, se me ha tomado a mí como participante de una guerra que perdimos con las armas… que ganamos con las armas, perdón, y que políticamente vamos perdiendo».
Interrumpe el juez para explicarle que no podía hacer una declaración, que tres meses atrás había renunciado a ello porque desconocía al tribunal. Sigue un amable diálogo en el que Etchecolatz califica de inconstitucional al tribunal y que ése fue el motivo por el que no quiso hacer declaración alguna en su momento.
Sigue Etchecolatz:
«por último, tómelo con… eh… no con una irrespetuosidad: no es este tribunal el que me condena, son ustedes los que se condenan. Nada más, señor presidente.»
Esta última frase: son ustedes los que se condenan, suena, viniendo de quien vino, a una amenaza. No hay que olvidar, que desde el día de ayer, no aparece un testigo clave: Jorge Julio López, un ex albañil de 78 años que brindó el testimonio más importante en el juicio. Los querellantes recibieron amenazas durante el juicio.
Los abogados de las víctimas solicitaron que se incluya la figura de genocidio para este tipo de crímenes.
Se le acaba de condenar a cadena perpetua por genocidio.
Es un juicio que está haciendo historia. A partir de este punto, todos los que cometieron crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura – Proceso de Reorganización Nacional – deberán pensar que podrían ser llevados a juicio, ya que esos crímenes, no prescriben jamás.
Pero pueden quedarse tranquilos, cuando los detengan, podrán tener un juicio, posibilidad de defenderse, no serán torturados ni desaparecerán.
No serán nunca prisioneros de guerra, sus víctimas si lo fueron, no recibieron el trato que la Convención de Ginebra marca para ellos.
Tampoco serán detenidos políticos. No son políticos, ni integrantes de fuerzas de seguridad o del orden. Serán personas que cometieron delitos aberrantes, que actuaron al margen de la ley y que abusaron de la impunidad que tuvieron en su momento.
«un anciano enfermo». Debo ser muy mala pero yo creo que le hubiera cortado la lengua para que no hable más, aunque lo malo de toda esa gente está en su cerebro y siguen pensando que actuaron bien. Es desesperante. besis.
Después de la crítica que hice al Secretario de Cultura de Avellaneda y tras haber sido amenazada, ¿apretada, se puede decir…? por un pichi de esta localidad, hace un par de meses, decidí que es difícil exponer nuestras ideas abiertamente y con libertad y… ¿si tengo miedo? sí, me quedó el sabor amargo, fue una situación desgraciada, por ello sólo voy a remitirme a unas pocas conjeturas.
En cualquier caso un hombre joven «hijo de puta» se convierte invariablemente en un «viejo hijo de puta», goce o no de buena salud.
Con respecto a la espera de un juicio justo aquí en la tierra se me antoja difícil, yo espero como el enjuiciado que haya un Juez Supremo que en verdad dé a cada quien lo que corresponda.
Por mucho que vivamos somos finitos y ¿qué son unos años comparados con la eternidad?