El no a Patti

Siempre existen dos puntos de vista con respecto a todo. Éso no descarta las infinitas variantes para las opiniones de quienes no están en los extremos.

Hay temas que no admiten posiciones intermedias. El caso de Luis Abelardo Patti es uno de ellos.

Acusado de crímenes de lesa humanidad que hasta la fecha han quedado impunes por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y el indulto a los represores, utilizando la democracia que tan fieramente combatió durante el Proceso de Reorganización Nacional (eufemismo para referirse a Golpe de Estado y Avasallamiento de las Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos) se postuló para diputado.

Alerdedor de 400.000 personas lo votaron para que fuera diputado de la Nación.

La Cámara de Diputados inició un debate para impedir que asumiera.

Los que estaban a favor de respetar la decisión de la mayoría, argumentaban que había sido elegido para el cargo y que los diputados no podían decidir poniéndose por encima de lo que establecen las leyes.

Es cierto… pero a medias.

Vayamos por partes.

Cuando se elige un candidato, no se lo elige «de a uno», sino en una lista sábana, que incluye nombres que en la mayoría de los casos, quienes votamos, no tenemos idea de quiénes son, qué han hecho o qué (supuestamente) harán.

Este tema da para mucho más, lo dejaré para más adelante.

El hecho de que la justicia fuera atada de manos para evitar juzgar debidamente a quienes atentaron en primera instancia contra la Constitución Nacional y contra los derechos humanos después, no lo exime de la culpa que tiene.

Las leyes fueron hechas para ser respetadas; éso no se discute.

Pero hay que recordar que estas leyes fueron creadas con el único fin de ordenar la vida de la sociedad, país o lo que sea.

En definitiva, se crearon para proteger al individuo (común) de otros individuos (malos).

O sea… para proteger los Derechos de los Humanos.

O sea… los Derechos Humanos están primero… o sea…

Creo que mi punto de vista es tan válido como el de aquellos que creen que las leyes están por delante de todo y todos.

La diferencia fundamental es que mi razonamiento defiende lo que las leyes deberían defender a ultranza: a los individuos.

Si Patti no tiene la catadura moral para ejercer un cargo público, pues bien, no dejen que lo ejerza. Es la ley.

Las leyes tienen huecos que son aprovechados por hábiles inescrupulosos para su propio beneficio y en perjuicio de los demás. Éso no justifica eliminar las leyes, sino poner atención para corregir esos errores.

El no a Patti en la Cámara de Diputados ha sido un acto corrector. Falta que podamos hacer que la Justicia pueda juzgar a quienes han cometido crímenes de lesa humanidad. Y éso sería solamente el principio…

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