Crítica dura desde el humor

Terry Jones, integrante del grupo Monty Python demuestra que mostrando la realidad con humor, puede dejar al descubierto el cinismo de los gobiernos.

En dos oportunidades, la primera el 26 de enero de 2003 y la última el 31 de marzo de 2007, envía cartas al diario The Observer sendas cartas quejándose en la primera de la intención de George Bush de invadir Irak, y en la segunda por los prisioneros británicos capturados en aguas iraníes.

Vale la pena leer ambas cartas. Están en español y al pie de cada una, el link al diario en inglés. No se los pierdan.

Estoy perdiendo la paciencia con mis vecinos, Sr. Bush

Estoy entusiasmado con la última razón que da George Bush para bombardear Iraq: se le agota la paciencia. ¡A mí me pasa lo mismo! Llevo un tiempo bastante cabreado con el Sr. Johnson, que vive dos puertas más abajo.

Bueno: con él y con el Sr. Patel, que regentea la tienda de comida naturista. Los dos me miran mal, y estoy seguro de que el Sr. Johnson planea algo horrible contra mí, aunque aún no he podido descubrir el qué.

He estado husmeando su casa para ver qué pretende, pero tiene todo bien escondido. Así es de taimado. En cuanto a Patel, no me pregunten cómo lo sé, el caso es que sé de buena tinta, que en realidad es un asesino en serie.
He llenado la calle de panfletos explicando a la gente que si no actuamos primero, nos irá liquidando uno a uno. Algunos de mis vecinos dicen que si tengo pruebas, que vaya a la Policía. Qué ridiculez. La Policía diría que necesitan evidencia de un crimen del que acusar a mis vecinos. Saldrían con interminables sutilezas y objeciones sobre los pros y los
contras de un ataque preventivo, y mientras tanto, Johnson estaría finalizando sus planes para cometer actos terribles contra mi persona, mientras Patel estaría matando gente en secreto.

Ya que soy el único de la calle con un arsenal decente de armas automáticas, me doy cuenta de que es cosa mía mantener la paz. Pero hasta hace poco ha sido algo difícil hacerlo. Ahora, sin embargo, George W. Bush ha dejado claro que todo lo que necesito es que se me agote la paciencia, ¡y ya puedo tirar hacia delante y hacer lo que quiera! Y reconozcámoslo, la política cuidadosamente razonada de Bush con respecto a Iraq es la única manera de conseguir la paz y la seguridad internacionales. La única manera segura de parar a los terroristas fundamentalistas suicidas que amenazan a EE.UU. y al Reino Unido es bombardear algunos países musulmanes que nunca nos han amenazado.

¡Por eso quiero volar el garaje de Johnson y matar a su mujer y sus hijos! ¡Ataquemos primero! Eso le dará una lección. Así nos dejará en paz y dejará de mirarme de esa manera tan absolutamente inaceptable. El Sr. Bush deja claro que todo lo que él necesita saber antes de bombardear Iraq es que Saddam es un hombre desagradable de verdad y que tiene armas de destrucción masiva ? aunque nadie pueda encontrarlas. Estoy seguro de que tengo la misma justificación para matar a la esposa y a los hijos de Johnson, que tiene Bush para bombardear Iraq. El deseo a largo plazo del Sr. Bush es hacer del mundo un lugar más seguro, eliminando a los «estados peligrosos» y al «terrorismo». Una intención a largo plazo bien inteligente, porque, ¿cómo diablos se sabe cuándo se ha acabado? ¿Cómo sabrá Bush cuándo ha acabado con todos los terroristas? ¿Cuando todos los terroristas hayan muerto? Pero un terrorista sólo lo es una vez que ha cometido un acto de terror. ¿Qué pasa con los futuros terroristas? Ésos son los que realmente hay que eliminar, porque la mayor parte de los terroristas conocidos, como son suicidas, se eliminan ellos solos. ¿Será acaso que el Sr. Bush necesita acabar con todos los que podrían, quizá, ser futuros terroristas? ¿A ver si es que no puede estar seguro de lograr su objetivo hasta que cada fundamentalista islámico esté muerto? Pero resulta que algunos musulmanes moderados pueden convertirse en fundamentalistas.

Tal vez lo único seguro que quepa hacer, según Bush, sea eliminar a todos los musulmanes. Lo mismo pasa en mi calle. Johnson y Patel son sólo la punta del iceberg. Hay docenas de personas en la calle a las que no gusto y que -lo digo con el corazón- me miran muy mal. Nadie estará seguro hasta que haya acabado con todos. Mi mujer me dice que a lo mejor estoy yendo demasiado lejos, pero yo le digo que lo único que hago es usar la misma lógica que el Presidente de los Estados Unidos. Con eso le callo la boca.

Igual que le ocurre al Sr. Bush, a mí se me ha acabado la paciencia, y si ésa es razón suficiente para el Presidente, también lo es para mí. Le daré a la calle entera dos semanas -no, diez días- para que salgan a la luz y entreguen a todos los alienígenas y piratas interplanetarios, a los forajidos galácticos y a los cerebros terroristas interestelares, y si no
los entregan de buena gana y dicen «gracias», bombardearé la calle entera.

Tan sensato es esto como lo que se propone George W. Bush. Y al contrario de lo que él pretende, mi política sólo destruirá una calle!.

La carta en The Guardian.
El texto en español lo recibí hace mucho en un mail.

¿Es eso humillación?

Comparto la indignación expresada en la prensa británica acerca del tratamiento de nuestro personal naval acusado por Irán de entrar ilegalmente en sus aguas. ES una desgracia. Nunca habríamos soñado con tratar a los prisioneros de ese modo… permitiéndoles fumar cigarrillos, por ejemplo, y eso que está demostrado que fumar mata. Y en cuanto a haber forzado a la pobre soldado Faye Turney a llevar un pañuelo negro en la cabeza, y después dejar que la fotografía se publicara en todo el mundo… ¿es que los iraníes no conocen el concepto del comportamiento civilizado? Por el amor de Dios, ¿qué hay de malo en ponerle una bolsa en la cabeza? Eso es lo que nosotros hacemos con los musulmanes que capturamos: les ponemos bolsas en la cabeza para que les sea difícil respirar. Entonces es perfectamente aceptable tomarles fotografías y hacerlas circular en la prensa porque los prisioneros no pueden ser reconocidos ni humillados de la forma en que estos desgraciados soldados británicos lo son.

También es inaceptable que se les haga hablar a estos presos británicos en la televisión y decir cosas de las que puedan arrepentirse luego. Si los iraníes les pusieran cinta americana en la boca, como nosotros hacemos con nuestros prisioneros, no podrían hablar en absoluto. Naturalmente, es probable que también les sea incluso más difícil respirar—especialmente con una bolsa sobre sus cabezas—, pero al menos no se les humillaría.

¿Y qué es todo eso de permitir a los cautivos escribir cartas a sus casas diciéndoles que están bien? Ya es hora de que los iraníes se adapten al resto del mundo civilizado: deberían permitir a sus presos la privacidad de las celdas de aislamiento. Ese es uno de los muchos privilegios que los EEUU conceden a sus prisioneros en la Bahía de Guantánamo.

La auténtica señal de un país civilizado es que no se apresuran a acusar a la gente que han arrestado arbitrariamente en los lugares que acaban de invadir. Los internos de Guantánamo, por ejemplo, han disfrutado de la privacidad que desean durante casi cinco años, y el primero de ellos acaba de ser acusado ahora. ¡Menudo contraste con la vergonzante prisa de los iraníes por hacer desfilar a sus cautivos ante las cámaras!

Más aún, está claro que los iraníes no dan a sus prisioneros británicos nada de ejercicio físico decente. El ejército de los EEUU se asegura de que sus presos iraquíes disfrutan de entrenamiento. Éste consiste en emocionantes “posiciones de tensión”, que los presos deben mantener durante horas para mejorar los músculos del estómago y los gemelos. Un ejercicio habitual es cuando se les hace estar de puntillas y después acuclillarse de forma que sus muslos estén paralelos al suelo. Esto produce un intenso dolor y, finalmente, una disfunción muscular. Es divertido y sano y tiene la ventaja de que los cautivos confesarán lo que sea con tal de salir de ésta.

Y esto me lleva a mi argumento final. Está claro de su aparición en TV que la soldado Turney estaba bajo presión. Los periódicos han convencido a los psicólogos del comportamiento para que examinen el video y todos han concluido que ella se siente “infeliz y estresada”.

Lo que es terrorífico es la forma tan deshonesta en la que los iraníes la han hecho “infeliz y estresada”. No muestra marca alguna de electrocución o quemaduras y no hay señales de que haya sido golpeada en la cara. Esto es inaceptable. Si los presos van a ser puestos bajo coacción, por ejemplo forzándoles a adoptar posturas sexuales comprometedoras, o provocándoles shocks eléctricos en sus genitales, deberían ser fotografiados, como lo fueron en Abu Ghraib. Las fotografías deberían hacerse circular luego por el mundo civilizado para que todos puedan ver exactamente lo que ha estado pasando.

Como señaló Stephen Glover en el Daily Mail, quizás no estaría bien bombardear Irán como represalia por la humillación de nuestros soldados, pero claramente el pueblo iraní debe sufrir… ya sea incrementando las sanciones, como sugiere el Mail, o simplemente haciendo que el presidente Bush se dé prisa y les invada, como de todos modos tiene intención de hacer, y traiga a su país la democracia y los valores occidentales, como ha hecho en Iraq.

La carta en The Guardian.
El texto en español.

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