No quiero fumar

Ésto del cigarrillo es todo un tema.

La sociedad, aunque pareciera ser así, no se divide únicamente entre fumadores y no fumadores.

Si hilamos lo más fino posible, vamos a encontrarnos con:

  • Los fumadores.
  • Los no fumadores.
  • Los no fumadores fumadores.
  • Los me da lo mismo.

Para los fumadores, el asunto es sencillísimo: Encienden un cigarrillo y listo.

Para los no fumadores, la cosa se complica: Deben tratar de encontrar un lugar donde nadie fume.

Los no fumadores fumadores son los que no han podido encontrar un lugar -ámbito de estudio y/o trabajo- donde no se fume.

En cambio los me da lo mismo no tienen problema con el ámbito. A veces fuman, y a veces no.

En diferentes países, el tema tiene un tratamiento diferente.

Están los que han prohibido fumar en lugares públicos y los que no lo han hecho.

En ciertos países donde no está prohibido fumar, existe una conciencia en la población que limita el consumo del cigarrillo a los lugares y situaciones en las que no haya un afectado. Cuando me refiero a los afectados, estoy mencionando a los no fumadores que no quieren fumar.

Por último, están los países como Argentina, donde no existe una clara conciencia del tema.

Trabajo en un lugar donde puedo trabajar libre y tranquilamente. Mis compañeros/as tienen todos muy buena onda y nos llevamos bien, pero…

Siempre hay un pero.

En el grupo hay fumadores.

Son minoría, y sin embargo son los que mandan.

No es un recinto grande, por lo que el humo del cigarrillo se siente y se lleva a casa en la ropa. Supongo que en los pulmones también.

Cuando los no fumadores planteamos la cuestión de dejar de fumar en la oficina, obtuvimos una respuesta tajante y negativa. Porque si bien en otras oficinas existe el consenso para fumar fuera (en el pasillo, frente a una ventana) porque está permitido, en la mía no.

La actitud de los fumadores, vista desde el lado de los no fumadores, es belicosa.

No tengo estudios en psicología, pero tengo la impresión de que al ser culpables de cometer un «delito social» no penado, la mejor defensa es un ataque.

Se nos acusa de «mala onda», o «jodidos» por oponernos a que alguien fume.

Cuando planteé la situación a la inversa, indicando que quizás los jodidos son los que nos obligan a fumar, la respuesta fue una cara de molestia y la declaración de principios del fumador: Si no te gusta, jodete.

¿Qué pasaría si los no fumadores comiésemos ajo y cebolla, eructáramos y tuviésemos flatulencia?

¿Lo tendrían que aceptar de tan buen grado como nosotros el tabaco?

Quizás dirían que es molesto, repugnante, de mal gusto etc. y todo porque no existen publicidades con cowboys tirándose pedos frente al Gran Cañon del Colorado o parejitas recorriendo el mundo y eructando alegremente frente al Arco de Triunfo en París.

Todos los seres humanos tienen flatulencia en algún momento de su vida, porque es natural, pero no les sale humo por ningún lado.

Los envoltorios de los cigarrillos dicen claramente que «el fumar es perjudicial para la salud».

No creo que un gasesito o un provechito merezcan igual tratamiento.

¿Alquien se imagina un tatuaje en el culo que diga «tirarse pedos es dañino para la capa de ozono»?

O un bigote recortado diciendo «Peligro de Eructo».

Creo que nos falta un largo camino por recorrer.

Algún día seremos un poquito más civilizados y entenderemos que el prójimo existe, y que uno mismo es prójimo de los otros.

7 comentarios en “No quiero fumar

  1. Hola Gustavo, he leido tu artículo ´´no quiero fumar´´ y me parece excelente, me metí en internet buscando artículos sobre éste tema, porque lo que busco es en síntesis pertenecer a un grupo de gente que basándonos en la ley de no fumar en lugares públicos, empecemos a hacerla cumplir a la gente que no la respeta, espero tu comentario, un saludo cordial, María Belén.-

  2. La legislación argentina no prohibe -a nivel nacional- el fumar en lugares públicos.
    Si no me equivoco, éso únicamente ocurre en los organismos dependientes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y en alguna que otra provincia…
    Quizás si comenzamos una campaña de mails – no de SPAM – a diversos medios de comunicación, a legisladores… en fin, a todos los que de una u otra manera tienen la posibilidad de hacer tomar conciencia de que el tema es de suma importancia, tal vez consigamos leyes que se asemejen a las que se han dictado en países que tienen el respeto al prójimo como una de las cosas más importantes.
    Creo que voy a empezar con los medios de comunicación…

  3. como lei por ahi….
    con los fumadores hay que hacer lo mismo que hacen ellos, tirarles los restos de nuestros vicios…
    voy a empezar a mearles la ropa con los restos de mi vicio (el mate)

    saludos

  4. Hola Gustavo: Me llamo Rodolfo, y sin duda la sociedad Argentina, se encuentra enferma no solo de vicios, sino también de maldad, de individualismo, de poco amor hacia el prójimo, de hipocresías, etc. etc.
    Lamentablemente muchas personas las cuales se viven quejando y reclamando de forma constante derechos (lógico solo para ellos) se han olvidado, que los NO FUMADORES, también compartimos espacios del planeta.

    1) Durante muchos años tuve que soportar a enfermos viciosos que le tiren el humo a mis hijos en un restaurante, lógicamente que mis derechos en una sobremesa familiar los perdiera dado que la recaudación de un boliche es mas importante que la salud de unos pocos niños. Pasamos mas de una oportunidad, pidiendo la cuenta antes de terminar el ultimo bocado para no seguir intoxicándonos.
    2) Lógicamente los equivocados somos nosotros, que importante seria que la gente comprendiera que los derechos terminan donde comienzan las obligaciones.
    3) Que puede esperar uno de un fumador, si estando este en un automóvil con todos los virios levantados, intoxica a su propia familia, hijos, esposa, esposo, perro gato, bueno lo que se ponga a su lado, y luego pretendo que se fije en mis hijos, pobre iluso. Bueno no te doy mas lata y quiera Dios ponga en esta personas el DON DE AMAR. Chau hasta pronto estén bien

  5. Rodolfo comparto lo que señalás, lamentablemente el humo les llega al cerebro y no tienen posibilidad de recapacitar, sienten que tienen todos los derechos y los no fumadores a joderse.
    Si llegás a pedir que apaguen el cigarrillo o reclamar aire puro te miran con mala cara como que sos vos el desubicado, que sos un desconsiderado.
    Creo que la restricción al vicio debiera ser más severa y aplicarse en todo el país, porque en la provincia de Bs. As. la ley no nos proteje, somos ciudadanos de segunda y nuestra salud no cuenta.

  6. Con mucha fuerza de voluntad he dejado de fumar.Me adhiero a tu forma de pensar. Gracias a
    dios comprendi el mal que me estaba haciendo. Hoy pertenezco al club de los no fumadores. Creo que, en general y muy lentamente, se esta tomando conciencia del mal de este vicio.

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