Las colas de Argentina

Gané un juicio contra mi empleador, por unos pagos que no me habían hecho.

Mi abogado me cita en el Juzgado para que me hicieran efectivo el pago, y yo, ingenuamente, pensaba que me extenderían un cheque o que efectuarían un depósito en mi cuenta-sueldo.

No fue así.

Me extendió el Juzgado una orden de pago a mi nombre para ser cobrada en Banco Ciudad de avenida Corrientes y Uruguay.

Habiendo implementado el gobierno la metodología de pago a través de la cuenta-sueldo que todos los empleados debemos tener para cobrar nuestros haberes, suponía que se haría de esa manera.

Pues no, había que cobrar en una caja del banco y salir a la calle con ese dinero.

Uno siempre se imagina ser víctima de una «salidera», donde al momento de retirarnos del banco, se acercan los ladrones que previamente fueron avisados por un cómplice que se encontraba dentro al momento en que cobraba… y adiós nuestra «platita».

Está también la posibilidad de que no nos vean cobrar y parezcamos «un cliente más», que sale del banco luego de pagar, en lugar de cobrar.

Al llegar al banco, veo una cola inmensa que sale de adentro y se extiende por aproximadamente 100 metros.

¡Sí, una fila de gente de 100 metros de largo!

Suponiendo que será una fila para pagar algún impuesto que se vencía ése mismo día, entro y averiguo dónde me van a pagar.

Era en el primer piso, pero primero debía validar la orden de pago en la planta baja, para lo cual, debería hacer primero la cola que ya mencioné…

Eran algo más de las 10:30.

Tuve que salir y ponerme en la fila.

Mientras tanto, me vino a la mente el tango Antiguo reloj de cobre, que tiene una estrofa que dice: «…esperando que en la fila, me llamaran a cobrar…».

Estaba nublado, amenazaba con llover.

Me pregunto qué pasará el día que llueve. La gente ¿tomará por asalto el banco para protegerse de la lluvia? ¿Huirá despavorida? ¿Se mantendrá estoicamente en su lugar, luchando contra los elementos?

Hay que tener en cuenta que el cobro se hace en días y horarios de trabajo, por lo que quienes tenemos que cobrar debemos faltar de la oficina, taller o donde sea.

Para ir resumiendo, una vez ingresado al banco, tuve que seguir con la cola que viboreaba en el hall de la planta baja.

Me convalidan el documento del juzgado y me envían al primer piso.

Allí se podían ver unos 50 asientos – ocupados todos, por supuesto – y gente de pie esperando. Llamaban por el nombre.

Por suerte, tanto el trámite en planta baja como el del primer piso fueron rápidos. Había más de 10 cajas para pagar.

Pero en definitiva, salí del banco cerca de las 12:30, con el dinero encima, rogando – al dios que fuera necesario – que no me robaran.

Imagino que la Justicia podría implantar un método más seguro y menos complicado para que se abonen estos importes.

Todos los juicios laborales se cobran en ese banco. Todos los juicios comerciales en el banco de enfrente.

La alegría de cobrar lo que nos deben y pagar lo que debemos, supongo que es lo que evita que la gente proteste.

Yo también estoy contento, pero no puedo dejar de quejarme del sistema que sigue haciendo de la Argentina el país de las colas (¡el de las filas, dije!).

Parece ser que preocuparse por las horas/hombre que se pierden no es un tema que merezca la más mínima atención.

Ni siquiera pensar en que quizás, tal vez, a los que tenemos que hacer largas colas para cobrar o pagar, nos moleste o nos perjudique.

Un comentario en «Las colas de Argentina»

  1. tube q ir a cobrar la ultima cuota hoy, cai tipo 12:15 y sali 12:45.
    es la q rinde.

    cuando estaba esperando que me llamen, hace unos meses, escuche «fulanito contra BOCA JR»

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