Diego Guelar y un reclamo que no cesa

El secretario de relaciones internacionales del PRO, Diego Guelar, ha hecho público un reclamo que desde hace mucho tiempo algunos sectores de la sociedad vienen realizando: Que se indulte a los criminales.

Todos sabemos cómo seguiría la cosa en caso de que se aprobase una medida de esa naturaleza.

En un principio alcanzaría solamente a los que han cometido delitos de lesa humanidad, tales como secuestrar, torturar, violar y robar usando como excusa la política.

Seguramente más tarde, también pedirán indulto para los que cometieron delitos menos importantes, tales como homicidas que usaron excusas tales como: «no me quería entregar la billetera» o «no se dejaba violar» incluso aquellos que digan «cómo no iba a matarlos a todos, si apareció la policía…»

Seguramente terminarán indultando al que en la provincia de Córdoba condenaron a 5 años de prisión por robar un peso ($1,=).

Diego Guelar, PRO, déjenme decirles algo: Mejor será que juzguemos a TODOS LOS DELINCUENTES, y cuanto mayor sea el delito cometido, que mayor sea la pena que les corresponda, porque si sentamos el precedente de que podemos hacer lo que queramos con los bienes y la vida de todos los argentinos por el simple hecho de tener las armas, no estamos pacificando un país, estamos tratando de calmar a las fieras, o los monstruos, que creo que ese es el calificativo más adecuado.

Como mensaje de fin de año, podían haber elegido otro tema, algo más humano y para todos.

La noticia en los diarios, excepto en Clarín, en donde no encontré nada.

Página 12.
La Nación.
Urgente 24.
Infobae.

Chiste políticamente correcto

– ¿Qué le dice una pared a otra?
– Nos encontramos en la esquina.

DISCLAIMER :

1) La intención de este chiste no es ofender a las paredes.
2) Tampoco es mi intención hacer un feo a otras estructuras, como vallas o verjas, a las cuales también se podría aplicar el chiste; se ha usado solamente ‘pared’ por sencillez, sin ánimo despreciativo.
3) La alusión a la esquina no tiene nada que ver con la prostitución. El autor del chiste no se responsabiliza de otras posibles malinterpretaciones que se pudieran hacer del chiste.
4) La esquina a la que intenta referirse el chiste es una esquina en la que confluyen DOS paredes. Esto no implica que el autor considere obsceno el encuentro de tres o más paredes en una única esquina, simplemente no se menciona.
5) Existen esquinas en las que alguna de las paredes tiene una posición dominante sobre la otra; se hace explicito que el chiste no se refiere a, ni implica, ninguna de estas circunstancias.
6) El chiste no hace ninguna aseveración acerca de la edad, sexo, tendencia sexual, religión, nacionalidad, raza, integridad física, estado civil o ideología de las paredes implicadas, ni implícita ni explícitamente.
7) El chiste tampoco hace ninguna suposición, ni implícita ni explicita, sobre las razones por las que las paredes se encuentran, o sobre si este encuentro es consensual o no.

8) El chiste no hace alusión a ningún par de paredes en concreto; en consecuencia, no debería ser entendido como una intromisión en la vida particular de ninguna pared, o como una violación de su intimidad. Cualquier coincidencia o similaridad con la vida real es pura casualidad.
9) Lo de la esquina entre dos paredes no es ninguna alusión sexual.
10) El autor del chiste pide humildemente perdón a cualquier persona, animal o cosa que se sienta ofendida y/o aludida por el chiste anterior y pretende dejar claro que no era ésa su intención.

Triste y previsible final…

Tal como preveía, el decir la verdad, puede acarrearte problemas.

Teresita ya no forma parte de los elencos de las obras que el grupo Alma de Avellaneda está poniendo en escena.

Viniendo de los políticos, las decisiones que toman quienes están por debajo, probablemente sean tomadas en base a «sugerencias».

La directora del grupo, Mónica Magrini, quien tuvo que dar la cara cuando el secretario de cultura de Avellaneda, Hugo Caruso irrumpió en el teatro Roma e interrumpió una función, consiguiendo que los expectadores huyeran despavoridos, le «sugirió» a mi esposa que pidiera perdón «por lo que había dicho».

Sus ¿compañeros? estuvieron en contra de que alguien dijera algo en contra del secretario de (in)cultura, (falta de)educación y promoción de las (malas)artes de Avellaneda Hugo Caruso. «No querían quedar pegados».

Por supuesto, que el haber hecho «enojar» al director del teatro Roma, fue también algo imperdonable.

Muchos de ellos, tienen miedo (quizás debiera decir pánico) de no poder trabajar más por culpa de que alguien haya hecho la crónica de los acontecimientos.

Dejaron que floten en el aire veladas y supuestas amenazas de pérdida de trabajo, de estudio, o de lo que sea.

Fíjense qué fácil es para los políticos hacer lo que quieren. Les alcanza con mostrarse enojados para hacer que todos «corran por sus vidas».

Huyen individualmente, pero sacrifican colectivamente a una víctima para no perder su «status».

En los meses que llevó el espectáculo, con ensayos diarios y una semana de representaciones, apenas si obtuvieron una ganancia que les permitió pagar la comida entre las funciones matutinas y las de la tarde.

Tiemblan de miedo por perder unas migajas.

Pero no dudan en perder los valores morales mínimos.

Mónica Magrini ya se encargó de hacer correr la voz entre todas las autoridades y profesorado de la escuela de teatro de Avellaneda.

Señora, éso es demostrar qué clase de persona es. Cuáles son los valores que defiende. Es pintar el retrato de quien desciende hasta lo más bajo y abyecto para demostrar su servilismo.

Jamás emití juicios de valores con respecto al grupo que usted dirije, ni siquiera en mi casa. Hasta ahora.

En estos momentos me siento aliviado de la responsabilidad de no afectar el trabajo o la relación de Teresita en y con el grupo.

Usted es el arquetipo del argentino «que tiene los gobernantes que merece».

Quiero en este post tomar distancia de usted y sus dirigidos.

Y a ustedes: Arturo Marrone y Hugo Caruso, felicitarlos porque el adoctrinamiento recibido, han sabido aprovecharlo…

No me da vergüenza ser argentino, me dan mucha vergüenza y hasta asco algunos de ellos. Lástima que son los más visibles, los que son «los que nos representan» ante el resto del mundo.

Tengo el estómago revuelto, como en el 2001, 1976… y es una sensación que va a tardar bastante en irse.