The Wolfe Tones – Irlanda + Argentina

La sangre es poderosa.

Es además ambivalente.

Tiene el poder de intimidar y de envalentonar.

Su vista puede espantar y acobardar a cualquiera.

Ver la propia sangre o la del enemigo, puede, también, despertar un coraje supremo.

La propia derramada de diferentes personas por un mismo enemigo, puede unirlas al sentir estas que comparten dolores y odios.

En este caso, hay gente en Irlanda que siente que comparte con los argentinos una misma desgracia: el colonialismo inglés.

Inglaterra tiene una larga historia de saqueos, piratería y usurpación.

Lamentablemente tiene un presente de saqueos, piratería y usurpación.

Los argentinos sufrimos (ptetérito indefinido y presente del indicativo) estas tres características británicas.

Los irlandeses tienen una larga historia de conflictos con Inglaterra.

Comparten con nosotros al mismo saqueador+pirata+usurpador.

El grupo The Wolfe Tones, un grupo musical irlandés definidos como «grupo de música rebelde«, que en Argentina hubieran sido «músicos de canciones de protesta» en una época, ha dedicado un tema a la Argentina.

Está basado en la figura de nuestro legendario almirante Guillermo Brown (William Brown, puesto que nació en Irlanda) y su heroica defensa ante el poder colonialista.

Si bien en la canción hablan de las invasiones inglesas de 1806, en 1807 lo intentaron nuevamente, y a pesar del «poco entusiasmo» que las autoridades pusieron para rechazarlos, el ejército y el pueblo se encargaron de derrotarlos -con pocos recursos- en ambas ocasiones.

Mencionan en su estribillo la frase «Islas Malvinas Argentinas«, islas que para los argentinos son algo muy especial, es la parte del territorio que nos fue invadido y arrebatado por los ingleses en 1833 cuando era asiento de una empresa de pesca argentina y que aún sigue en manos de sus invasores.

Desde entonces, el gobierno británico se ha negado a devolver el territorio usurpado, explotando la pesca desde entonces.

Con la abundancia -todavía- de pesca y la posibilidad de grandes cantidades de petróleo en la zona, Inglaterra se niega a devolverlas.

Y como las leyes internacionales de derecho no están hechas para las potencias belicosas, les tiene sin cuidado el derecho internacional.

Los dejo con el tema Tributo a Brown (Brown´s tribute), que tiene una hermosa melodía y un significado muy especial para nosotros, los argentinos.

Tiene subtítulos en español e inglés.

¡Gracias Marce!

Esto es no tener vergüenza

¡Cómo cambian los tiempos!

No sé si por estupidez o hijoputez, pero algunos valores se han visto subvertidos.

Hace algo más de 35 años, una fotografía tomada por un fotoperiodista (como le dicen ahora) de guerra, movilizaba a los norteamericanos haciendo que reclamaran el fin de una guerra (realmente el nombre es invasión) en un continente alejado y que no había hecho nada para merecerla.

La fotografía la tomó Nick Ut y le valió un premio Pulitzer.

Exactamente 35 años más tarde, Tim Hetherington tomaba una foto en el frente de batalla (yanky, por supuesto) que fue tomada como estandarte antibélico y elegida como la mejor foto del año (!!!!!!!!!!!!).

La foto muestra a un entrenadísimo invasor en una nación no armamentista, que luego de recibir el ataque de los defensores civiles (a los franceses les decían «la resistencia»), muestra una imagen de agobio y angustia por lo que está sufriendo… pobre…

¿Puede haber en el mundo muchos estúpidos que crean que por ver la imagen de un soldado «apenado» la gente va a protestar por la guerra?

Muchachos, a los de World Press Photo, a la embajada de los Países Bajos y a los de Clarín, les hablo:

El soldado invasor, apoyado por una cantidad casi ilimitada de armamento y recursos, que asesina civiles, no es «la» víctima.

Es el victimario.

Hay miles de hombres, mujeres, ancianos y niños afganos que están muertos por los proyectiles disparados por Brandon Olson y sus camaradas de armas.

Una verdadera imagen antibélica sería la de ésas víctimas, no la de un victimario.

Nadie va a poner en tela de juicio la angustia del soldado, pero él está para éso. Para matar o morir. Para herir o ser herido. Para destruir.

Los miles de civiles muertos no estaban entrenados para morir o matar. Ustedes mencionan livianamente la palabra «talibán», dándole un sonido que suena algo así como «monstruo» o «asesino» o «fanático».

Si invadieran a la Argentina, alguien nos podría rotular como «sudacas» o algo más local, como «peronistas» o «radicales» o «riverplatenses» o «católicos» o «humanistas» o lo que sea.

Ustedes saben que el «adecuado» uso de determinadas palabras acompañando un gentilicio, lo transforman en lo que se quiera.

La nota de Clarín comienza diciendo:

«…Las bombas habían estallado todo el día a pocos metros y el búnker podía ser invadido en cualquier momento. Tim Hetherington (38 años, inglés, fotoperiodista) desafió el pánico e hizo lo que correspondía: sacó su cámara y plasmó un retrato del momento. Hasta que se hizo la imagen: su lente captó la soledad y el sufrimiento de un soldado exhausto. Hetherington sabía lo que veía: disparó. Semanas después, esa fotografía le daría el premio mayor del World Press Photo, el concurso más prestigioso del fotoperiodismo mundial…»

Impacta la nota que acompaña a la fotografía.

Pero para que entiendan todos los responsables, comparen la foto premiada por World Press Photo:

Y la foto premiada con el Premio Pulitzer:

Sáquense la mano del bolsillo y póngansela en el corazón…

¿Cuál de las dos fotografías es antibélica?

La noticia de la foto de Afganistán.
Información sobre la fotografía de Vietnam.

Legalmente ilegal

Estados Unidos es, en miles de películas, el adalid de la libertad y de la defensa de los derechos humanos. Son los salvadores de la humanidad. Siempre tan desinteresados en su lucha mundial contra los opresores, invasores y de todos aquellos que no respetan a los seres humanos.

En la realidad, en más de una ocasión utilizaron guerras para levantar su economía.

En los últimos tiempos, a pesar de ser imposible de ocultar cuáles eran los verdaderos motivos para interferir en las economías de diferentes países y/o invadirlos, se han propuesto tomar el control de la mayor cantidad de naciones en el mundo. Siempre que no interfiera con los intereses de Rusia, que no creo que vaya a dejarlos.

La imagen de país desinteresado que defiende a quienes no pueden hacerlo, si bien hace mucho que no es habitual en el cine yanqui, termina de desaparecer con el último acto protagonizado por la ¿justicia? norteamericana.

El tiro de gracia que definitivamente eliminó la confianza que alguien pudiera tener en la ecuanimidad de los norteamericanos, es la aprobación por parte del Departamento de Justicia de los Estados Unidos de la tortura para los detenidos/prisioneros a los que se los «rotule» de posibles extremistas en los interrogatorios.

Si antes los detenidos por presuntos actos o futuros actos terroristas (¿recuerdan Guantánamo?) no existían para la ¿justicia? yanqui, ahora que sí los reconocen, les dan el estatus de «torturables».

Bajo la norma: «el fin justifica los medios», Estados Unidos pasa a ser legalmente igual a la Alemania de Hitler, donde cualquiera podía ser espiado, detenido, torturado e incluso ejecutado basados en un informe de los servicios de espionaje.

Parece mentira que a tan pocos años del intento nazi de dominar al mundo, no se haya disparado la alarma. Las diferencias entre los Estados Unidos de Bush y la Alemania de Hitler son apenas de forma, no de fondo.

La noticia en el New York Times.

La maldición blanca

Por Eduardo Galeano

El primer día de este año, la libertad cumplió dos siglos de vida en el mundo. Nadie se enteró, o casi nadie. Pocos días después, el país del cumpleaños, Haití, pasó a ocupar algún espacio en los medios de comunicación; pero no por el aniversario de la libertad universal, sino porque se desató allí un baño de sangre que acabó volteando al presidente Aristide. Sigue leyendo

Políticamente incorrecto

por Roberto Montoya
La exquisita sensibilidad de los ‘liberadores’

Prisioneros en Guantanamo

Uno no puede dejar de emocionarse ante la extrema sensibilidad mostrada por el hombre más poderoso de la Tierra al exigir al tirano iraquí que cumpla a rajatabla con los artículos 13 y 14 de la Tercera Convención de Ginebra, que, entre otras cosas, prohíben que los prisioneros de guerra sean «expuestos a la curiosidad pública» o que sean maltratados. Sigue leyendo